martes, diciembre 3, 2024
EspecialesOpinión¿A Loan le pasó lo mismo que a Sara Sofía?
Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

¿A Loan le pasó lo mismo que a Sara Sofía?
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Sara Sofía Galván, una niña de 23 meses, desapareció el 15 de enero del 2021 en Bogotá, Colombia. Luego de casi cuatro años, sin haber encontrado a la niña o a su cadáver, nadie sabe con exactitud lo que pasó. Su mamá biológica, Carolina Galván Cuesta, dijo que está muerta y que su expareja, Nilson Bladimir Díaz Valenzuela, fue el culpable de lo ocurrido.

Galván y Díaz, han cambiado varias veces su versión de los hechos, cayendo en contradicciones y se han acusado mutuamente. Siempre que la investigación avanza en algún sentido, desvirtúan esa hipótesis cambiando los hechos o el orden de los mismos cómo si estuvieran protegiendo a alguien.

Nilson Bladimir Díaz Valenzuela tenía en su casa, coincidencialmente, a cuatro niños de cinco (5), siete (7), nueve (9) y diez (10) años de edad, que fueron entregados a una entidad burocrática que se llama Bienestar Familiar de Colombia. Los niños dijeron que habían visto a Sara Sofía, salir viva de la casa con su mamá. Galván y Díaz, fueron condenados a pagar una pena de 42 años de cárcel por el delito de desaparición forzada.

Una copia al carbón del caso del niño argentino, Loan Danilo Peña, desparecido en las mismas condiciones que Sara Sofía, en medio de un almuerzo familiar y con vecinos de la casa de su abuela que, al parecer, tiene un perfil muy parecido al de la abuela de la cándida Eréndira. 

Las versiones de los asistentes a ese almuerzo en el que fue visto por última vez el niño Loan, han sido cambiadas innumerables veces. Loan fue buscado en pantanos cercanos, así como en su momento fue buscada en el río Tunjuelito, la niña Sara Sofía de la que dijeron que estaba muerta, así como dijeron que Loan, también, había muerto por culpa de un accidente automovilístico. Una maraña de versiones contradictorias y disparatadas.

Lo único cierto es que Sara Sofía y Loan no aparecen y sus familiares están involucrados, al parecer, en la desaparición forzada porque los vendieron a las redes globales de tráfico de niños que operan en Hispanoamérica, alentadas por la complicidad de las sociedades locales que han naturalizado la desaparición de los niños, como algo necesario y lógico para la supervivencia de sus padres, que viven en medio de la miseria inducida.

El presidente de la Federación Colombiana de Víctimas de las FARC, el periodista, Herbín Hoyos (QEPD), documentó la desaparición de 39.700 niños colombianos, raptados por las FARC, en el periodo comprendido entre los años, 1990 y 2016, 4 niños cómo Sara Sofía o Loan, raptados al día, durante 26 años.

Un crimen de lesa humanidad ocurrido al interior de una sociedad que lo terminó naturalizando porque alguien se inventó que los terroristas de la ultraizquierda tienen una Patente de Corso que les permite robar a los niños colombianos para salvarlos de la miseria en la que viven y, de paso, crear un ejército de niños que enfrente a soldados profesionales.

Todo este bacanal ultraizquierdista de depravación, degeneración y abuso sexual, es secundado por periodistas amateur que se dedican a publicar videos y a hacer reportajes, en algún paraje selvático, para que le prueben al mundo que cinco niños disfrazados de terroristas, que están en stock antes de ser entregados a los consumidores finales, son máquinas de guerra porque cargan un fusil hecho con un palo de escoba y se arrastran por el fango con unas botas de caucho que le quedan grandes.

El gobierno del presidente Gustavo Petro legitimó la desaparición forzada de niños desde los 16 años y ha pretendido en reiteradas ocasiones, a través del que fuera su ministro de Justicia, Néstor Osuna, legalizar el incesto, paso previo para legalizar la pedofilia y el abuso sexual en contra de menores de edad. En las marchas de los degenerados que militan en el movimiento político de Gustavo Petro, por ejemplo, se volvieron habituales las pancartas que dicen que la pedofilia no es un crimen sino una preferencia sexual.

Hasta en la encopetada Corte Constitucional de Colombia, legalizaron el matrimonio de niños con adultos, el aborto hasta los seis meses de gentación y legitimaron la castración química de niños, exigiéndole a las instituciones educativas, unos protocolos para atrofiar los aparatos reproductores de los niños colombianos.

Mientras que son vendidos y entregados a sus nuevos dueños, los niños son usados como escudos humanos porque el gobierno de Gustavo Petro le prohibió a las Fuerzas Armadas colombianas, atacar a los campamentos de los terroristas que tengan inventario de niños por entregar porque, hablemos claro, ese cuento del reclutamiento forzado de niños para ponerlos a combatir contra soldados profesionales para tomarse el poder por las armas, solo se lo creen las mamás de esos salvajes.

Los traficantes de niños, tratan de asesinos a los pilotos de la Fuerza Aérea, porque les están dañando a la mercancía, mientras el progresismo en pleno, apoya esas prácticas execrables considerando como algo normal y lógico que miles de niños permanezcan en medio de la selva colombiana, cómo si se tratara de un grupo de boys scouts que están en un plan vacacional.

Félix Rivas, sacerdote de ultraizquierda, que hacía las veces de capellán del M-19, relató que Carlos Pizarro León Gómez, era un depravado sexual desaforado que le fascinaban los niños, pero justificaba la pederastia como necesaria para prevenir hechizos y males causados por rituales de santería para que el alma de los niños, lo protegiera de todo mal. Rivas va más allá y cuenta que Gustavo Petro, a los 13 años, era el juguete sexual preferido de Carlos Pizarro León Gómez.

Mejor dicho, ese cuento del reclutamiento forzado, fue una forma de justificar la presencia de niños en las guaridas de los terroristas de ultraizquierda, para no tener que responderle a nadie por su vida sexual depravada y criminal. Con la firma del Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos con las FARC, nunca se acabó con la desaparición forzada de niños, cómo era lógico, por el contrario, increíblemente, ese crimen de lesa humanidad aumentó durante la pandemia, según el seguimiento regional realizado por la Fundación Ideas para la Paz.

En el caso de Loan, ya fueron mencionadas las FARC y, especialmente, han hablado de Rodrigo Granda, al que le dicen el canciller de las FARC por la actividad comercial global que desarrolla, promoviendo la franquicia criminal del secuestro y trata de personas, cómo lo hizo en Paraguay con el grupo terrorista de ultraizquierda, Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que, por su cercanía con la provincia de Corrientes, dicen, fue el lugar por el que sacaron a Loan de Argentina y fue llevado a Colombia, en dónde fue visto en la ciudad de Barranquilla.

Colombia es un gran hub mundial del tráfico de niños. Orquestado, patrocinado y administrado por los grupos de la ultraizquierda colombiana en cooperación con sus pares de otros países que raptan niños y son enviados hasta la región de la costa norte colombiana para ser comercializados entre las élites pedófilas globales.

Las bancadas parlamentarias de ultraizquierda del mundo, que operan en bloque, mostraron su apoyo a este tipo de crímenes con una campaña mediática en la que se tapan un ojo, símbolo de la pederastia global, al igual que la simbología de los Ojos de Panda, que es una forma de comunicación establecida entre los miembros de la comunidad pederasta global.

La ultraizquierda global es la dueña de la franquicia del aborto, de la castración quimica de niños, de la desaparición forzada de niños, la pederastia, la zoofilia y otras prácticas sexuales execrables. La ultraizquierdistaespañola, Irene Montero, al parecer, es la líder suprema global de todos esos crímenes sexuales. Durante su vida de burócrata, su obsesión fue proteger a todos los criminales sexuales y promover la depravación sexual con la disculpa del feminismo radical y del empoderamiento femenino.

Muchos, finalmente, entienden la razón del odio visceral de la ultraizquierda global en contra del presidente Donald Trump. Durante la marcha pacífica del 6 de enero del 2021 en Washington DC, él y varios de los speakers del evento, dijeron que toda esta lucha era por los niños (no por el robo de las elecciones) y que millones de almas de niños, estaban acompañando esa batalla que se libra entre el bien y el mal.

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