Desde hace una semana, Reino Unido es escenario de una serie de manifestaciones violentas convocadas, según las autoridades, por grupos de extrema derecha
El gobierno británico anunció el martes la movilización de 6.000 policías especializados y la apertura de más de 500 plazas de prisión para las personas arrestadas en los disturbios de la extrema derecha que sacuden el país.
Desde hace una semana, Reino Unido es escenario de una serie de manifestaciones violentas convocadas, según las autoridades, por grupos de extrema derecha.
La violencia estalló tras un ataque con cuchillo que se cobró hace una semana la vida de tres niñas durante una fiesta en Southport, en el noroeste de Inglaterra.
Los disturbios fueron atizados por rumores y especulaciones en internet sobre la identidad del sospechoso, falsamente presentado como un solicitante de asilo musulmán.
La policía informó, sin embargo, que el sospechoso era un joven de 17 años nacido en Gales y los medios británicos reportaron que sus padres eran ruandeses.
El primer ministro, el laborista Keir Starmer, prometió el lunes condenas “rápidas” para los alborotadores y denunció “el odio de extrema derecha”.
“Nos aseguraremos de que todos aquellos que reciban penas de cárcel por los disturbios y desórdenes tengan una plaza en prisión esperándoles”, declaró el martes la secretaria de Estado de justicia, Heidi Alexander, en la cadena BBC.
El gobierno se aseguró de que se liberaran lugares que habrían estado disponibles “a finales de mes”, explicó, refiriéndose a 567 plazas.
Según la policía, al menos 378 personas fueron detenidas desde el inicio de las violencias.
En Times Radio, Alexander precisó que las autoridades movilizaron 6.000 policías especializados en el mantenimiento del orden.
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Los disturbios arrecian
Los disturbios continuaron la noche del lunes, sobre todo en Belfast, en Irlanda del Norte.
En Plymouth, en el suroeste de Inglaterra, seis personas fueron detenidas y varios policías resultaron levemente heridos, según la policía.
El último estallido de violencia se produjo después de que multitud de agitadores de extrema derecha incendiaran hoteles que albergaban a solicitantes de asilo durante el fin de semana en dos ciudades, dejando atrapados y aterrorizados a quienes se encontraban en su interior, mientras que en otras ciudades multitud de agitadores dañaron edificios públicos y se enfrentaron a la policía, arrojando objetos a los agentes y destrozando sus vehículos.
Las protestas estallaron por primera vez a finales del mes pasado, después de que una campaña de desinformación antiinmigración avivara la indignación por un ataque con arma blanca en el que murieron tres menores en Southport, en el norte de Inglaterra.