En el centro de Caracas, vecinos y dirigentes vecinales protestaron contra la corrupción, quemando un monigote con cuatro caras conocidas
Líderes vecinales de de varias zonas de Caracas realizaron como todos los años la quema de Judas.
Desde la emblemática esquina de Tracabordo, en el centro de Caracas, los vecinos quemaron un monigote que representó “la corrupción enchufada” de cuatro cabezas con los rostros de Nicolás Maduro, Tareck El Aissami, Vladimir Padrino y la alcaldesa de Libertador, Carmen Meléndez.
Asimismo, en la protesta el muñeco también ejemplifica a los colectivos armados quienes generan terror fomentando invasiones en toda la ciudad.
Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente Norte de Caracas, señaló cómo a través de esta tradición, los pueblos expresan su rabia y dolor ante la traición de sus gobernantes.
“Por eso sin miedo en pleno centro de la ciudad echamos candela a un muñecote de varias cabezas denominado Judas El Aissami Padrino Meléndez de Maduro, ya que esos rostros simbolizan la corrupción enchufada”, dijo.
Rojas dijo: “Tampoco podía faltar el rostro de Nicolás Maduro, quien con 10 años en el poder nos ha sometido a las peores torturas, incluyendo una brutal represión con centenares de asesinados sólo por protestar e incluso a una hambruna brutal condenándonos a sueldos miserables mientras él vive como todo un rey”.
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Este es el testamento de Judas, leído durante la protesta
En mi abandonada Caracas, yo, Judas El Aissami Padrino Meléndez de Maduro, al desprecio eterno de los caraqueños, confieso haber traicionado la confianza del pueblo que me eligió y sin reparo ponerlo a sufrir una hambruna, represión y destrucción de su historia todo a causa de mi corrupción y ambición desmedida. Por estos y otros graves haberes en la vida me toca la obligación de escribir este testamento, porque si fuera por mí no le dejaría nada a nadie.
Las treinta monedas de plata, o mejor dicho, los al menos 20 mil millones de dólares robados, los cuales me dieron para entregar al maestro, los voy a donar a los miles de enfermos, especialmente bebés, quienes murieron de mengua, sin medicinas o de hambre.
La soga, con la que puse fin a mis andanzas de traidor, se la dejo a los ciudadanos quienes, mientras yo me baño en piscinas en Dubai con mis muñecas del Petróleo, ellos deben buscar la comida en la basura, y si protestan, como buen dictador les aplicó brutal represión.
A los caraqueños en mi año y pico de gestión les dejó unos símbolos municipales chavistoides con una estrella roja comunista incluida y una pirámide dedicada a los brujos, los cuales me llevaron y mantienen en el poder, intentando borrar el glorioso león y demás iconos históricos de Caracas.
También les regalo las invasiones aupadas por colectivos que violan el derecho a la propiedad privada. Sin olvidar las montañas de basura que intentó tapar con adornos ridículos, sólo con el objetivo de hacerme millonario a punta de corrupción.
No dejaré de lado en estas cortas líneas, donar las miles de condecoraciones militares que me hacen parecer el propio arbolito de navidad, las cuales gané por apoyar la tiranía y hacer guisos en las Fuerzas Armadas a la par que pongo a los pobres soldados a comer puras lentejas.
Tampoco olvido en mi legado la falta de agua y los masivos apagones eléctricos que llegaron para quedarse a Caracas, ya que quería que todas las personas vivieran en mi misma oscuridad.
Atentamente: Judas El Aissami Padrino Meléndez de Maduro