La ciudad entera fue el escenario de la ceremonia donde asistieron unas 300.000 personas
Si hay una frase que define la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos París -2024 es la expresión francesa: C’est Magnifique, porque magnífica fue la puesta en escena que colocó a la ciudad luz como la protagonista de un espectáculo que mostró lo que Francia ha aportado a la humanidad y el valor de su capital para las grandes cosas, como la moda, el amor y el arte.
El río Sena, la Torre Eiffel, el museo del Louvre, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo, cada lugar emblemático de París, sirvió de escenario, donde los asistentes disfrutaron y aplaudieron, a pesar de la lluvia.
Y es que el mundo entero disfrutó del desfile de las delegaciones en embarcaciones por el Sena, del espectáculo artístico ideado por director teatral Thomas Jolly para magnificar la nueva Francia, diversa y multicultural.
Las actuaciones estelares de Lady Gaga y de una emocionada Céline Dion, que se sobrepuso a la enfermedad que sufre para cantar “El himno al amor” de Edith Piaf, fueron momentos estelares que engalanaron las casi cuatro horas que duró la apertura, donde más de 300.000 simplemente disfrutaron.
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“Yo proclamo abiertos los Juegos de París celebrando la XXXIII Olimpiada de los tiempos modernos”, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en el tramo final de la ceremonia, dando el pistoletazo de salida a la quincena olímpica.
Prometieron un espectáculo “único”, un desafío “imposible” hecho realidad, un Sena convertido en escenario de la historia de Francia: el éxito de la ceremonia de inauguración de París-2024 a pesar de la lluvia es también la apuesta triunfante de Emmanuel Macron, reseña la agencia AFP.
Zizou da la largada –
Con paraguas y capas, 320.000 personas se agolparon a los márgenes del emblemático río que divide París para un espectáculo de cuatro horas que comenzó puntual, a las 19H30 locales (17H30 GMT), con la proyección de un video que provocó sonrisas orgullosas y aplausos. Miles más lo vieron en directo desde ventanas y balcones.
Las imágenes proyectadas mostraron al legendario Zinedine Zidane cargando la antorcha olímpica por entre el tráfico y el metro parisinos.
Tras su salida de pantalla, antes de la cual encargó a unos niños y un enmascarado la custodia de la llama, comenzó el tradicional desfile desde el puente de Austerlitz, encabezado por la delegación de Grecia, creadora de los Juegos, que recorrió seis kilómetros del Sena y monumentos como la catedral de Notre Dame.
La parada, a la que minutos después se sumó una lluvia fortalecida con el andar del reloj, tuvo interrupciones para dar paso a videos e intervenciones artísticas, la primera de ellas de una Lady Gaga vestida de negro que interpretó “Mon truc en plumes”, canción de Zizi Jeanmaire emblemática del music-hall francés.
A la estrella del pop estadounidense le sucedieron puestas en escenas -en las que participaron en total 2.000 artistas- cargadas de diversidad que celebraron la cultura gala y oscilaron entre clásicas puestas en escena francesas, modernos bailes callejeros y rock.
También las interpretaciones de la cantante francesa de origen maliense Aya Nakamura, la artista francófona más oída del mundo, criticada de nuevo por la ultraderecha, y la emotiva versión de “Imagine” -la inmortal creación de John Lennon convertida en himno de paz- de parte de Juliette Armanet.
Llamado a la paz –
Acompañado del presidente del COI y autoridades de otras naciones, algunas cubiertas con chubasqueros en una tribuna especial que se vació a medida que el agua aumentaba, el mandatario francés, Emmanuel Mácron, observó el espectáculo en una pasarela instalada al frente de la Torre Eiffel, decorada con los cinco aro olímpicos y receptora de las delegaciones tras su viaje fluvial.
El misterioso enmascarado regresó la antorcha olímpica a Zidane, tras ‘cabalgar’ por el Sena y entrar al lugar sobre un caballo mecánico, escoltado por los estandartes de todos los países participantes.
‘Zizou’, muy vitoreado por los presentes, cedió la antorcha al tenista español Rafael Nadal, quien comenzó su traspaso a manos de otras leyendas del deporte (Carl Lewis, Nadiea Comaneci y Serena Williams) que la llevaron finalmente hasta el Jardín de las Tullerías.
De allí partió el pebetero en un espectacular globo aéreo dorado que hizo olvidar el ambiente de alerta antiterrorista y las tensiones globales por las guerras en Ucrania y Gaza.
Y le dio paso al punto más emotivo de la noche: la reaparición de Céline Dion, ausente de los escenarios desde 2020 por una rara enfermedad. En lo alto de una Torre Eiffel bañada en luces multicolores y entonando la canción “El himno al amor” de Edith Piaf, la canadiense dio cierre a una ceremonia lluviosa e inolvidable.
Apenas repuestos de esas emociones, gran parte de los deportistas comenzarán ya este sábado a competir.