jueves, junio 27, 2024
EspecialesOpinión¿Chao Biden?
Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

¿Chao Biden?
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Siete (7) Estados, Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Nuevo México, Pensilvania y Wisconsin, que suman 84 votos electorales, los necesarios para cambiar el resultado de la elección presidencial, enviaron votos paralelos, es decir, votos por el candidato Joe Biden y votos por el presidente Donald Trump.

La elección del Colegio Electoral estaba oficialmente disputada y el 6 de enero del 2021, debía ser resuelta, devolviendo los votos paralelos a los colegios electorales de los diferentes Estados para dirimir la disputa. La Constitución establece que, en esos casos, no se puede certificar a un ganador de las elecciones, hasta que se presenten, sin disputa, la totalidad de los votos electorales de cada Estado.

Al único que le convenía ​el sabotaje de la sesión de descertificación de las elecciones era a Joe Biden que, obvio, creando el caos en el Congreso, iba a enrarecer el ambiente, desviando toda la atención del objetivo central de la sesión, en la que no iba a ser certificado como el presidente número 46 de la historia de los Estados Unidos.

Algunos congresistas afirmaron que no iban a certificar la elección de Joe Biden pero que no toleraban presiones con protestas sociales y que la iban a certificar a favor de Joe Biden, aunque sabían que no era lo correcto y que estaban violando la constitución. Todo, porque los que habían ingresado al congreso​, estaban disfrazados como trumpistas y, probablemente, había​n votado por Trump.

Acusan, sin pruebas, que existió un fraude electoral, decían los medios de comunicación tradicionales, indignados, dando a entender que denunciar un fraude electoral era estar en contra de la democracia y propio de un mal perdedor pero, robarse las elecciones, era un acto legítimo en defensa de la democracia, como lo expresó la ultra progresista Molly Ball, en la revista TIME.

Los Digital Warriors, que formaron un Digital Army, probaron las denuncias de fraude con cifras, datos y estadísticas. El cambio de tendencia ocurrido en la madrugada del 4 de noviembre del 2020 es imposible en términos estadísticos.

La única posibilidad de ese cambio, hubiera sido la existencia de un Cisne Negro cómo consecuencia de algún hecho relevante, como la revelación del contenido criminal del PC de Hunter Biden, ocurrido durante el periodo de la votación que, de todas maneras, jamás se hubiera visto reflejado en un cambio en la tendencia en el momento de publicar los resultados del escrutinio.

Ese “Cisne Negro”, hubiera podido aumentar los votos por alguno de los candidatos pero ese mayor número de votos se hubiera visto reflejado en la tendencia mostrada desde los primeros resultados publicados y no, en un cambio brusco y burdo al final de los escrutinios.

A esta situación, jamás se hubiera llegado sí el presidente Donald Trump hubiera concedido la victoria a su oponente, tal y como lo pretendían los medios de comunicación que llegaron a la brutalidad histórica y semántica de comparar al presidente Trump, contra toda evidencia histórica, con el líder supremo del partido nacional socialista obrero alemán.

Los hermanos Brunson, interpusieron una demanda ante la Corte Suprema de Justicia por el acto criminal de Joe Biden, que fue rechazada varias veces, lo que llevó a varios periodistas tradicionales y a fact checkers, a decir que la mejor prueba de que no había existido fraude, era que la Corte no había admitido la demanda.

Hasta que, finalmente, fue admitida la demanda de los Brunson, porque lograron determinar en su escrito, que la violación a la Constitución no era el fraude electoral, sino haber certificado a una elección en disputa, lo que tiene como consecuencia la destitución fulminante del presidente, de la vicepresidente y de todos los congresistas que votaron favorablemente por la certificación, a pesar de ser un acto anti constitucional.

La información sobre la demanda de los Brunson, desapareció de la página de la Corte poco tiempo después de haber sido admitida y en los medios de comunicación tradicionales, solo aparecen los rechazos anteriores, dando a entender que el tema ya es cosa del pasado. La CSJ estadounidense, en la actualidad, está rodeada de vallas antimotines, supongo, para prevenir desmanes y protestas, cuando se haga pública la decisión.

La andanada de causas judiciales, absurdas, abiertas en contra del presidente Donald Trump, en Estados manejados por fundamentalistas que militan en el partido de Joe Biden, que buscan inhabilitar y afectar su imagen pública, de cara a las próximas elecciones presidenciales de noviembre del 2024, han logrado mostrar, de nuevo, el perfil dictatorial del régimen de Biden que hace exactamente lo mismo que han hecho dictadores de repúblicas bananeras como Cuba, Nicaragua y Venezuela, anulando a la oposición para lograr permanecer en el poder de manera vitalicia.

Haber nombrado a un juez nacido en Colombia, en dónde los jueces tienen fama mundial de ser corruptos, de proferir fallos sesgados y de realizar montajes judiciales para condenar a inocentes, facilitó que el juez colombiano, Juan Merchán, dejará un precedente histórico al quitar la inmunidad presidencial, lo que abre la posibilidad para que Biden, Bush, Clinton y Obama, puedan ser juzgados por crímenes reales o inventados.

Varios, insisten en que el presidente Trump va a ser recluido en una cárcel, que no lo inhabilita para ser elegido como presidente. El colombiano Merchán, abre en los Estados Unidos, la era de los presos políticos y de la abierta persecución judicial a todos los que piensen diferente a los miembros del partido Demócrata.

Una muestra del marcado sesgo del aparato judicial estadounidense en contra del presidente Trump, fue lo hecho por el fiscal especial Robert Hur, sobre el manejo de documentos clasificados por parte de Joe Biden, por “deliberadamente haber guardado y divulgado material clasificado”, cuando era vicepresidente de Barack Obama. Hur, decidió no hacerle un juicio a Biden, porque su visión subjetiva sobre el delincuente, es la de un “hombre anciano, bienintencionado con una mala memoria”.

El presidente Trump ha insistido en varias oportunidades, en medio de las multitudinarias manifestaciones de apoyo a su gestión, que no van a haber elecciones en el 2024, lo que ha sido interpretado como una confirmación de la destitución de Biden que, en la actualidad, se encuentra bastante diezmado por el inicio del juicio en contra de su hijo y de su hermano.

Otros, dicen que no van a haber elecciones porque Joe Biden, se va a auto proclamar ganador de las elecciones, por doble u, ante la eventual reclusión del presidente Trump en una cárcel, aunque, varios analistas consultados, han dicho que, hasta desde la cárcel, podría gobernar el presidente Trump, salvo que estuviera acusado de traición a la patria o de asesinato. La incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en los Estados Unidos, durante los próximos meses, aumenta. Una incertidumbre que tiene en vilo al mundo, ante la posibilidad de que no se celebren las elecciones presidenciales en noviembre del 2024.

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