El régimen de Nicolás Maduro dice haber contenido la propagación del nuevo coronavirus en Venezuela, y desde hace una semana implenta un plan de 7+7. Es decir, una semana de flexibilizaión y una semana de confinamiento radical, pero los ciudadanos hace rato no acatan ninguna medida. La razón va más allá de la pandemia: una grave crisis en los servicios básicos como el agua, la luz y el gas doméstico, pero también el caos por la gasolina.
Muchas personas circulando por las calles este lunes, incluso, niños que no están utilizando tapabocas. Así estuvieron las calles de la capital venezolana este inicio de semana.
Vehículos y motocicletas por doquier, persisten las filas para surtir combustible. Es complicado entender un mecanismo de flexibilización y confinamiento radical, cuando se ordenan mantener abiertas las estaciones de servcicio las 24 horas.
Los venezolanos tienen prioridades y no es precisiamente cuidarse de la pandemia. Ya ni creen que exista tal virus, según nos comentaron algunas personas encuestadas, aunque las cifras del régimen apunten a unos 2.377 contagios de COVID-19 a nivel nacional y 22 fallecidos.
Hoy abrieron la gran mayoría de los comercios en la Gran Caracas. Luego, pasado el mediodia, se observaba como la policía a través de parlantes, les pedían a los comerciantes y los ciudadanos retirarse a sus hogares y “acatar la orden presidencial”, pocos hicieron caso.