El caso Rubiales encendió la polémica de nuevo sobre la violencia de género. siendo acusado de “agresión sexual”, por lo que podría pagar hasta cinco años de prisión
Para nadie es un secreto la discriminación que sufre la mujer a nivel laboral, a pesar de los espacios ha ganado el sexo femenino en las últimas décadas. Que si más bajo sueldo que los hombres para un mismo cargo, la no contratación porque significan un problema por los obligados paro por pre y post parto, y una larga lista de condicionantes. Pero esto se queda corto si lo comparamos con lo que padece en un mundo de hombres como generalmente es el deporte.
Con la excusa de que el deporte femenino no cala en el espectador, que no da rating, que no se ve por la falta de energía y entusiasmo que imprimen en cada una de las disciplinas, se atienen a eso para que, por lo general, se negocien contratos más bajos que los de los varones. Tienen que ser figuras muy prominentes y con miles de seguidores de por sí para que logren obtener o negociar contratos deportivos o publicitarios justos.
Se preguntarán, ¿y a qué viene tanta palabrería? El tema viene al caso ya no solo por la discriminación de pagos o por ser vistas como deportistas de segunda, sino también por los conflictos de géneros tan en boga en la actualidad y hasta sobreexplotados por las comunidades feministas, LGBTQ+ y otras que se denominan “reivindicadoras” y lo que quieren es obtener ganancias en río revuelto. Ya se habrán adelantado a pensar que me refiero al caso más mediático recién explotado, que no es otro que el caso Rubiales (hasta aquí llega la discriminación: ¿y por qué no es conocido popularmente como el “caso Jenni Hermoso”?).
Caso Rubiales
Algunos se preguntarán ¿y por qué tanto alborozo por un simple beso? y otr@s dirán que es parte de la batalla que hay que dar porque se ha mancillado el honor de una dama. Lo definitivo es que el caso ha trascendido de las leyes españolas y ha llegado incluso a debatirse en el Parlamento Europeo y en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Para los pocos que no han tenido conocimiento al respecto, lo pongo en conocimiento, para que luego juzguen, si lo consideran:
El beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso tras ganar el Mundial de Fútbol Femenino marca un antes y un después en este tipo de acontecimientos. Es la primera vez que un presidente de una Federación da un beso a una jugadora. Un acto, a primera vista, inocente y producto de la emoción, pero que después resultó en denuncia por acoso y hasta agresión sexual, que puede llevar a Rubiales hasta a una pena de cinco años de prisión, además de hacerlo perder su puesto en la cabeza de la Real Federación Española de Fútbol.
Es que fue un beso que en primera instancia fue tomado a la ligera, tanto que las compañeras de Hermoso lo tomaron a modo de broma y hasta vieron nupcias en el camino, a desencadenar en campañas impensables.
Imágenes inéditas sobre #JenniHermoso y el beso de #Rubiales, a quién las jugadoras aclaman: '¡Presi, Presi!'
— Girauters 🇪🇸 (@Girauters) August 29, 2023
Vídeo publicado por @Alvise_Oficial pic.twitter.com/7YwO64dDMn
Lea también: Taxistas caraqueños se resisten a afiliarse a aplicaciones populares, prefieren la independencia
La mujer en el deporte
¿Acoso, abuso de poder, agresión sexual? Total, el caso Rubiales todavía dará mucho que cortar, y la mediática lo exprimirá al máximo sin importar quién definitivamente pierda o tenga la razón.
Pero este no es una situación particular en los deportes. Son innumerables las quejas de las deportistas por salarios bajos, explotación de su figura como objeto carnal, abuso sexual de entrenadores y hasta terror psicológico de padres contra sus hijas prospectos juveniles.
¿Tienen la razón? En la mayoría de los casos si sufren de discriminación, marginación y hasta son vejadas solo por ser mujeres. Pero en otros casos utilizan su calificación de “sexo débil” para sacar provecho y manipular.
Incluso, yéndonos a lo más deportivo, otro vertiente que también puede considerarse agravio a la mujer viene del seno de las comunidades que presuntamente están dedicadas a apoyarlas. Con todo esto del derecho a la indeterminación de género y dejar ser a cada quien cómo se percibe y no cómo es, a las personas trans (generalmente nacidos varones) les ha dado y exigen participar en competencias femeninas, sabiendo que están en evidente ventaja (por fuerza, conformación física), a lo que las mismas atletas han saltado en protesta. ¿Cuchillo para su propia garganta? Es no saber hasta dónde tensar la cuerda. Un agravio de sus “amiguis” trans a ellas mismas, que en definitiva se considerará otro agravio del sexo masculino contra las subyugadas históricas mujeres. Todo es cuestión de perspectiva.
Venezuela también tiene su caso
En nuestro país es harto conocido el caso de la destitución de un seleccionador técnico de fútbol por acoso y conductas indebidas contra las jugadores Vinotinto.
En noviembre de 2017, la Federación Venezolana de Fútbol destituyó al técnico de la selección femenina Sub 20, Kenneth Zseremeta. El despido se produjo unas horas después de que el DT denunciara que las jugadoras se encontraban en “un cuadro de desnutrición tremendo”.
Sin embargo, la verdadera razón del despido del técnico de origen panameño parece haber sido por las denuncias de unas jugadores por tratos de índole “sexual, físico y psicológico”.
Tanto que la Fiscalía de la República abrió una investigación contra Zseremeta y el preparador físico de la selección, Williams Pino, después de que un grupo de 24 futbolistas venezolanas, encabezado por la estrella Deyna Castellanos, emitieran una carta denunciándolos públicamente por abuso y acoso de sexual.
Mientras otras jugadoras estuvieron en contra de la destitución del DT, por lo cual se creó una escisión en la misma selección.
Hay de todo en la viña del Señor.