Para el sociólogo francés Alain Touraine, cree que el debilitamiento general de la democracia en muchos países tiene como causa última la progresiva separación entre la efectividad de la gestión pública y las demandas lógica de los ciudadanos.
En el caso venezolano, la significación que debe tener el espacio del derecho de la ciudadanía es casi inexistente por intereses mezquinos del decadente proyecto ideológico continental llamado Socialismo. Siglo XXI.
Para algunos especialistas en materia constitucional es “paradójico que parezca, la elección parlamentaria celebrada el 6 de diciembre de 2020 marca la consolidación autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Desde su llegada al poder en 2013, Maduro ha enfrentado una serie de desafíos políticos que han amenazado su continuidad en el cargo; sin embargo, éste ha logrado superarlos gracias a una combinación de represión política, cooptación de las instituciones de peso y contrapeso, la reducción de la competencia electoral y, más recientemente, una relativa flexibilización económica”.
La naturaleza de la crisis política, económica y social convoca cualquier escenario electoral, no se puede descartar con garantía del voto y elecciones competitivas: comicios generales.
En el país se observa el agotamiento de su clase política /dirigentes. El ciudadano en un 75% se identifica más con un escenario de cambio de gobierno, a través de la vía democrática y constitucional, es una opción para resolver la problemática política inmediatas, frente a discurso ideológico trasnochado, sin visión de futuro, deslizándose en lo aburrido y repetitivos que encuentran rechazo casi unánime por parte de 82%, es decir la mayoría de los venezolanos.
La situación de Venezuela está conectada a una crisis económica en ascenso por ahora indetenible, como consecuencia de un modelo económico reconfigurado sobre la base de un incomprensible capitalismo, articulado en su dinámica a la ingobernabilidad y la corrupción, teniendo como consecuencia inevitable el fracaso en lo económico y social.
Además, los compromisos que tiene a lo interno Maduro por diversos intereses endógenos y exógenos, han derivado en una profunda complejidad política.
No obstante, la crisis económica acelerará el proceso de la descomposición social, la caída en la anomia, las protestas, saqueos y lo delincuencial que sirve de justificación para activar el dispositivo de represión y criminalización en la población.
Caracterizando nuestra crisis de gobernabilidad democrática, se revela que tiene muchos entramados y potenciados por la ausencia de decisiones de las instituciones para solucionar democráticamente los conflictos localizados y que ponen en evidencia las tensiones existentes entre los requisitos de la democracia y los de la gobernabilidad.
Es de vital importancia que se trate de recuperar las instituciones del país que han sido muy golpeadas. Haces una encuesta en Venezuela y preguntas si hay una institución que funcione, nómbrela y la gente no encuentra una que funcione.
Todas las estructuras del Estado están hechas un desastre, debemos ir a un referendo consultivo en el que se le pregunte al pueblo si quiere una relegitimación de todos los poderes públicos.
Con el poder que da la soberanía popular, se podrá convocar elecciones generales con un nuevo CNE que garantice unas elecciones pulcras, democráticas y constitucionales.
En su laberinto, el primer mandatario nacional sigue gravitando nacional e internacionalmente en busca oxígeno a través del diálogo o diálogos inducidos, lobby, renunciando a ver el “bosque” de la crisis económica y política que transita el país es verdaderamente abstracto.
Maduro prefiere seguir siendo interpelado negativamente por el pueblo, no se inmuta, mantiene la anti postura democrática en vez de hacer una comprensión final, objetiva de la naturaleza de la magnitud de la crisis convoca la urgencia de elecciones, como alternativa inmediata para refundar el país.
Venezuela tiene que salir de este abismo. Cada minuto, hora, día, mes, cuenta en las reconfiguraciones y posturas que pueda tomar un pueblo abrumado por una situación política y económica que perturba su paz y equilibrio emocional.
Marcos Hernández López presidente de Hercon Consultores
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