Ya no se puede callar más: la falta de información y el silencio oficial en cada siniestro de aeronaves militares en Venezuela, se han vuelto escandalosamente ruidosos y repletos de críticas, cuyo fin siempre ha Sido el de solicitar, por lo menos, explicaciones sobre las causas que han provocado 172 personas muertas y 56 heridos.
Esta cifra, lamentablemente, incluye los últimos tres militares muertos y otro herido, en el accidente del helicóptero MI 17 el pasado 22 de febrero en la población de Pavia, en la zona periférica de Barquisimeto. Porque según la ONG “Control Ciudadano”, desde el 2001 al 2021, hubo 169 muertos y 55 heridos en siniestros ocurridos en muchos estados del país, dentro de los cuales se destacan once, ocurridos en los últimos tres años.
Cifras escandalosas
Sí. Estas cifras no las registra ningún país de América en épocas de paz, de tranquilidad social durante la cual, solo hay ejercicios rutinarios, pero no bélicos, propiamente dichos. Aunque no soy experto en la materia, sí puedo hacer referencia a las críticas de los conocedores del área aeronáutica, las cuales hacen mención de dos causas fundamentales. La primera, la compra de presunta “chatarra militar a Rusia (aeronaves de transporte, de combate, de entrenamiento), en el ánimo desbocado por reemplazar los sistemas occidentales a cualquier precio; la segunda, la falta de mantenimiento, la cual ha sido una constante histórica en Venezuela. No olvidemos que muchas de las piezas de las aeronaves tienen un tiempo determinado de vida útil. Vencido ese periodo de tiempo, se inicia un riesgo que se incrementa día a día con el uso excesivo e irresponsable de esa o esas piezas que siguen utilizándose irregularmente. ¿La consecuencia? Bueno, que la falla se registra en el aire y allí no hay posibilidad de detenerse y hacer la reparación.
Silencio y más silencio
Durante el último accidente en Pavia , sólo uno de los tripulantes se salvó milagrosamente. El resto de los ocupantes del helicóptero, murió: el sargento mayor de tercera, Dervis Elicio Sánchez , la sargento segundo Angela García Perdomo y el capitán José Antonio Salinas. Este último permaneció en ” coma inducido” durante 32 días hasta que murió en el Hospital Pastor Oropeza de Barquisimeto.
Durante todo este tiempo, no ha habido información decente, sería y necesaria, no sólo para los familiares de las víctimas y el herido, sino para los venezolanos quienes merecen saber la verdad. Tampoco se ha visto a una Fiscalía actuando diligente y en forma eficaz buscando esclarecer los hechos. Porque, no se sabe cuál de las dos está más desacreditada, si la Fiscalía Militar o la civil que conduce Tarek William Saab.
Nadie sabe hasta cuándo estaremos enfrentando este silencio ruidoso. Silencio para ofrecer información veraz sobre las causas de cada siniestro. Un silencio que no puede ocultar la gran cantidad de deserciones que ha habido en los últimos años de militares adscritos al sector aeronáutico. Un silencio que, seguramente, en el caso del accidente en Pavia, terminará señalando falla humana por parte del capitán y el copiloto del helicóptero siniestrado el pasado 22 de febrero.
Finalmente, y si es que surgiera la información oficial sobre este último accidente, informamos que sólo el capitán fallecido José Antonio Salinas, era un muy experimentado piloto con más de 2 mil horas de vuelo. Con este dato, se puede presumir que las fallas debieron ser mecánicas y no humanas. Esperemos, si es que llega, la información oficial, cuáles serán las conclusiones. El copiloto, afortunadamente, se salvó y el país quiere escuchar su testimonio y detalles de lo ocurrido……………………S