Desde una imprenta hasta un paracaidas, son inventos que cobraron la vida de quienes se empeñaron en innovar
Hoy hacemos un viaje por estas fascinantes y trágicas historias que revelan el peligro que acompaña a la búsqueda del progreso, ya que sus creadores pagaron el precio más alto por sus propias genialidades, pues la innovación a veces llega a consecuencias un tanto imprevistas y, en ocasiones, letales.
Conozcamos algunos de esos inventos que se ‘llevaron por delante’ a sus creadores.
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Traje paracaídas de Franz Reichelt
Este sastre, nacido en Austria pero que vivía en Francia, estaba cautivado por el sueño de volar.
¿Qué puede haber más magnífico que emular el vuelo de un pájaro y descender de los cielos con seguridad?
Pues a principios del siglo XX, el mundo de la aviación estaba en sus inicios y Reichelt trató de crear un innovador traje de paracaídas que permitiera a los pilotos caer de forma segura al suelo en caso de una emergencia.
Resuelto a demostrar la viabilidad de su invento, un traje de paracaídas portátil hecho de tela y materiales rígidos desplegables en el aire, decidió probarlo él mismo.
Fue el 4 de febrero de 1912 cuando llevó a cabo la prueba -fatal- de su experimento.
Se subió al primer piso de la Torre Eiffel resuelto a probar de primera mano su traje de paracaídas.
La caída era de 57 metros. El traje-paracaídas no se abrió correctamente y murió por el impacto. Tenía solo 33 años.
Globo híbrido de Jean-François Pilâtre de Rozier
Jean-François Pilâtre de Rozier fue un profesor de física y química francés que, además, fue uno de los primeros pioneros de la aviación. Desempeñó un papel crucial en los primeros días del vuelo en globo.
Abanderado por su espíritu aventurero, desarrolló un globo híbrido que combinaba aire caliente e hidrógeno, con la intención de cruzar el Canal de la Mancha.
Sin embargo, mientras trataban de cruzarlo, el 15 de junio de 1785, el hidrógeno del globo se incendió, lo que provocó que se estrellara y Rozier muriera.
Se convirtió en la primera víctima mortal registrada en la historia de la aviación, lo que puso de relieve los peligros de los primeros experimentos o proyectos de vuelo. Tenía solo 31 años cuando falleció.
Imprenta rotativa de William Bullock
Bullock era un inventor estadounidense, pionero de la imprenta, ya que hizo importantes contribuciones a la industria de la impresión en el siglo XIX con su revolucionaria imprenta rotativa.
Era toda una maravilla de la ingeniería. El dispositivo era capaz de imprimir miles de páginas por hora gracias a que incorporaba rollos continuos de papel.
La velocidad de impresión no tenía precedentes. Sin embargo, en una jornada en la que Bullock intentaba ajustar la imprenta, su pierna quedó atrapada en la maquinaria, que condujo -a pesar de los médicos- a la aparición de gangrena.
Los médicos decidieron amputarle la pierna y Bullock murió en el intento. Su muerte destacó los peligros potenciales de la maquinaria industrial y la necesidad de tomar precauciones de seguridad a la hora de manipularla. Tenía 53-54 años y corría el año 1867.
Barril no tripulado de Karel Soucek
¿Recorrer las cataratas del Niágara en un barril no tripulado?
Soucek era un especialista canadiense de cine, ávido de experiencias fuertes.
Sus inventos de conquistar maravillas naturales de las formas más ingeniosas se hizo popular en todo el mundo y una de sus creaciones más extravagantes fue el desarrollo de un barril especialmente diseñado para soportar la fuerza de las aguas de las cataratas del Niágara. Lo hizo con éxito en 1984; volvió sangrando, pero vivo.
Contento con el resultado, decidió instalar una recreación de las cataratas del Niágara dentro del Astrodome de Houston para repetir su hazaña.
Desafortunadamente, el barril golpeó el borde del tanque de agua que se encontraba debajo y murió por las heridas sufridas. Tenía 38 años.
Con información de Muy Interesante