Los murciélagos cabeza de martillo viven en las exuberantes selvas tropicales de África central y occidental
Tiene un aspecto imponente. De eso no hay duda. Podemos encontrarlo en las profundidades de las exuberantes selvas tropicales de África central y occidental, donde vive una criatura que parece haber salido directamente de las páginas de un manuscrito medieval o saltado de una de las atalayas de las iglesias góticas que pueblan nuestro planeta. Son como gárgolas vivientes.
Nada más verla, recuerda a una gárgola medieval de piedra de las antiguas catedrales, pero se trata del murciélago cabeza de martillo, o Hypsignathus monstruoso que, a diferencia de esas míticas figuras, está muy vivo y es esencial para el ecosistema que habita. Es la única especie de su género y el más grande del continente africano.
Los murciélagos de cabeza de martillo reciben su nombre a causa de su extraña y enorme cabeza alargada y cuadrada típica de los machos, que evolucionaron para amplificar y proyectar fuertes graznidos que producen para impresionar a las hembras durante el cortejo; es un peculiar sistema de apareamiento.
Los graznidos más fuertes suelen ser los que más atención reciben, por lo que los machos han desarrollado una caja de voz, o laringe, que ocupa aproximadamente la mitad de su cavidad corporal. Su graznido suena un poco como si hubiera un montón de ranas croando.
Cuando llega la época del apareamiento, los machos se congregan en áreas específicas del bosque para producir llamadas fuertes y resonantes que pueden transmitirse a grandes distancias, diseñadas para atraer a las hembras, que visitan el lugar para seleccionar una pareja en función de la destreza vocal de los machos. Es una de las particularidades que hacen única a esta criatura.
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Diferencia entre hembras y machos
Esta especie es un ejemplo clásico de dimorfismo sexual, ya que los machos y las hembras muestran diferencias significativas tanto en tamaño como en apariencia.
Las hembras son pequeñitas, la mitad del tamaño del macho y con una cabeza parecida a la de un zorro volador. Pesan aproximadamente la mitad que los machos y miden alrededor de 20 centímetros de largo, en comparación con hasta 28 centímetros de los machos.
El macho, por tanto, es el doble de grande y con un llamativo hocico en forma de martillo y unos labios colgantes bastante grandes, así como unos ojos saltones y puede llegar a pesar de 200 (peso de la hembra) a 450 gramos. Su pelaje es de color marrón oscuro, con un liviano collar de color blanco.
Quizá lo que más llama la atención es su envergadura, que puede alcanzar hasta un metro de longitud. Esta estructura única le da al murciélago una apariencia de gárgola, que recuerda a las grotescas figuras de piedra que han protegido durante mucho tiempo las estructuras medievales.
¿Qué come?
A pesar de su tamaño, se les considera frugívoros, lo que significa que su dieta consiste principalmente en frutas (un 90% de su dieta es fruta), como el plátano, los mangos o los higos, que localizan gracias a su agudo sentido del olfato -aunque también puede alimentarse de aves, muy ocasionalmente-. De este modo, actúan como dispersores esenciales de semillas, ayudando a la regeneración y el mantenimiento de los bosques tropicales.
Al consumir frutas y excretar semillas lejos de los árboles progenitores, estos murciélagos ayudan a promover la diversidad vegetal y la salud de los bosques.
De ahí que sean un actor importante en el mantenimiento del equilibrio ecológico y la biodiversidad de su hábitat. Los murciélagos de cabeza de martillo duermen durante el día en los árboles de forma individual o en grupos de 20 a 140 murciélagos, y buscan comida por la noche.
Hay más de 1.000 especies de murciélagos identificadas en todo el mundo. Si el murciélago cabeza de martillo destaca por su monumental tamaño, entre los murciélagos también se encuentran otros de tamaño “mini”, como el murciélago abejorro de Tailandia, que pesa menos de dos gramos. Es el mamífero más pequeño del planeta.
A pesar de su importancia ecológica, los murciélagos cabeza de martillo se enfrentan a varias amenazas. La destrucción de su hábitat debido a la deforestación y la expansión agrícola plantea un riesgo significativo para su población.
A medida que sus hábitats naturales se fragmentan, la capacidad de los murciélagos para buscar alimento y reproducirse se ve comprometida.
Afortunadamente, su estado actual de conservación según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es de preocupación menor.
Como embajadores de la noche, los murciélagos cabeza de martillo nos recuerdan la notable diversidad del reino animal y la importancia de preservar las maravillas naturales de nuestro planeta.
Los murciélagos habitan una amplia variedad de ecosistemas, desde selvas tropicales hasta desiertos áridos, y desempeñan papeles cruciales en la polinización, la dispersión de semillas y el control de la población de insectos.
Con información de Muy Interesante