El jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, prometió este sábado actuar “contra quienes quieren sembrar el odio” y llamó al país a “permanecer unido”
Familias y amigos paseaban el viernes por la noche por el mercado de Navidad de Magdeburgo, en el norte de Alemania, cuando un conductor lanzó su vehículo contra la multitud y convirtió la agradable velada en una pesadilla.
“Nadie gritó, no escuchamos el vehículo”, explicó Nadine, una mujer de 32 años, al diario alemán Bild. Procedente del oeste de Alemania, la mujer visitaba el famoso mercado en la plaza del casco viejo de esta ciudad, a 160 kilómetros de Berlín.
Paseaba entre las decoradas paradas, agarrada del brazo con su novio Marco, de 39 años, que resultó herido. “Fue arrastrado, me lo arrancaron, fue horrible”, contó.
Las autoridades locales y testigos recogidos por la prensa local afirman que el asaltante, un médico saudita que fue detenido, tumbó con su vehículo las vallas de seguridad y condujo en zigzag por el mercado a lo largo de 400 metros.
La cifra de muertos subió a cinco y más de 200 heridos, anunció este sábado el jefe del Gobierno regional de Sajonia-Anhalt, Reiner Haseloff.
“Hemos perdido cinco vidas. Y hay más de 200 heridos, muchos de ellos graves y muy graves. Esto es una dimensión que ninguno de nosotros puede imaginar”, declaró Haseloff en un acto junto al jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz.
Scholz condenó la “terrible catástrofe” ocurrida el viernes por la noche.
El canciller hizo un llamado a la unidad nacional en plena campaña para las elecciones anticipadas de febrero, unos comicios marcados por el debate sobre la migración y la seguridad.
“Es importante que permanezcamos unidos como país y que hablemos entre nosotros”, dijo el canciller en el lugar de la tragedia.
En medio del caos y del vaivén de vehículos de emergencia, Nadine dijo que no sabe a qué hospital se llevaron a su novio. “La incertidumbre es insoportable”, aseguró.
“El mundo está enfermo”
“Todo el mundo estaba tumbado en el suelo: niños, hombres, heridos… Es inimaginable”, afirmó un testigo a la cadena televisiva Welt.
“Es horrible. A mi lado tenía todo el rato un cadáver”, dijo otro superviviente. “Pensé que simplemente iba a un mercado de Navidad y luego ocurre esto. El mundo está enfermo”, agregó.
Alemania es famosa por el encanto de sus mercados navideños y la ciudad de Magdeburgo se enorgullece particularmente del suyo, donde los visitantes pueden comprar artesanía regional, mazapán y 50 tipos de vino caliente.
Decorado con 1,2 millones de luces LED, el mercado estaba iluminado después de la tragedia por las frías luces de las sirenas de los vehículos policiales y de los servicios de emergencia.
Imágenes grabadas por los testigos y compartidas en redes sociales muestran a los visitantes corriendo a ayudar a quienes están tendidos en el suelo entre las paradas navideñas.
Decenas de trabajadores de emergencias atendían a los heridos, algunos cubiertos en pequeñas tiendas de plástico, mientras las autoridades instaban por megafonía a que la gente marchara a su casa.
Comandos policiales con rifles de asalto se desplegaron en el centro de esta ciudad que, antes de la caída del Muro de Berlín, formaba parte de la comunista Alemania del Este.
Bien entrada la noche, algunos ciudadnos se acercaron a dejar flores en el lugar.
La alcaldesa de Magdeburgo, Simone Borris, anunció que el sábado se celebrará una misa en memoria de las víctimas en la catedral de la ciudad, pero las lágrimas le impidieron continuar su discurso.
“No sé en qué mundo vivimos, en el que alguien usa un evento tan pacífico para esparcir el terror”, lamentó una mujer al diario Die Welt.