El incidente ocurrido recientemente entre las estaciones Los Dos Caminos y Los Cortijos del Metro de Caracas, no debe circunscribirse a un hecho fortuito de poca importancia. Por el contrario, el incidente que generó pánico y expectativa, es un claro indicio de que el sistema vuelve a dar señales de tener problemas importantes de operatividad y falta de mantenimiento general. No fue un rayo en medio de un día soleado. A este incidente le preceden otros por fallas de electricidad o por problemas inherentes a los vagones.
Adicionalmente, hay otros problemas que deben enfrentar los usuarios a la hora de utilizar ese medio de transporte. Estaciones sucias, con alumbrado débil, inseguras, abandonadas a su suerte y falta de vigilancia activa y permanente para evitar la gran cantidad de delitos que allí se cometen todos los días.
Arrebatones, Hurtos y robos a mano armada dentro de las instalaciones y en los alrededores de las estaciones de las cuatro líneas. Ni hablar de lo que ocurre en los trenes que van a Los Valles del Tuy.
En los últimos meses, todo el sistema se ha convertido en foco de posibles contagios porque ya se acabaron los operativos que obligaba la presencia y contagio del Coronavirus.
Pareciera que dejaron a su suerte a este medio de transporte que durante muchos años se mantuvo como uno de los más modernos, seguros y limpios del mundo. Finalmente, lo insólito que no ocurre en ningún subterráneo de los cinco continentes: el servicio terminó siendo gratuito con lo cual, el sistema deja de percibir importantes recursos, precisamente necesarios para su funcionamiento.
Por ahora, gracias a Dios, cada incidente es una clara advertencia de que pudiéramos en cualquier momento enfrentarnos a eventos mayores y lamentables. Estas reflexiones deberían ser tomadas, no como una simple y cómoda crítica, sino como un aporte a tiempo que pudiera ser de utilidad a la hora de emprender medidas para solucionar los problemas y recobrar la eficiencia y calidad de servicio de ese importante y vital medio de transporte masivo. Los peligros están allí, tanto de operatividad como de inseguridad. Y la consigna es evitar que ocurran eventos mayores y lamentables.
Torpeza
En lo personal, sigo sin entender sobre cuáles parámetros se apoya el Gobierno Nacional, para decretar semanas de flexibilización y semanas de medidas para enfrentar el problema del Covid. ¿Es que acaso el virus ataca una semana y luego en la siguiente se vuelve inofensivo?
A estas alturas, después de un año atacados por esta pandemia, también dudo que haya criterios médicos para determinar y hablar de “casos importados” y “casos comunitarios. ¿Cuáles son las razones? Eminentemente políticas, mas no médicas.
En lo personal, sigo sin entender cómo es que se decretan lunes, martes y miércoles de carnaval como días de flexibilización, se prohíben las concentraciones y los conciertos, pero no se toman medidas relacionadas con las playas que son los lugares de primerísima escogencia de los temporadistas en estos días de carnaval.
Honestamente, produce miedo ver las decenas de miles de temporadistas en todas las playas del país, sin ninguna previsión de las tantas a las cuales hace referencia el ejecutivo nacional y los regionales. Una torpeza que puede costar muchas vidas de venezolanos azotados por un enemigo que no conoce edad, sexo, religión, preferencia política, deportiva o religiosa.
