El 12 de octubre entró en vigencia la medida establecida por el gobierno de Joe Biden para impedir el paso de venezolanos ilegales desde México, lo cual ha llenado las calles de ciudades fronterizas mexicanas de migrantes que se niegan a regresar
Las ciudades mexicanas fronterizas con México, llevan un mes llenas de migrantes venezolanos deportados, viviendo en las calles o amontonados en refugios, cuando se cumple un mes desde que el 12 de octubre Estados Unidos puso en vigencia nuevas medidas para el ingreso a ese país.
Un ejemplo de esto es lo que ocurre en la ciudad de Matamoros, estado de Tamaulipas, donde, según reseña de la agencia Efe, los albergues están rebasados.
Aunque algunos de estos migrantes han logrado conseguir trabajos temporales, se sabe que la inseguridad los acecha, mientras esperan respuestas favorables a sus peticiones de asilo.
“Fue algo injusto porque expulsaron a muchas mujeres, si somos las más débiles en el sentido que no podemos estar solas en México, porque es muy peligroso y la inseguridad aquí es horrible. Nos agarraron de imprevisto y es algo muy injusto”, dijo a la agencia Diana Carolina Rodríguez, una migrante venezolana.
Los habitantes de Matamoros ahora ven a grupos de venezolanos que buscan asesoría y algún trabajito que les permita mantenerse y a sus familias. Han recibido ayuda de algunas ONG, pero no parece ser suficiente.
Lea también: ¡LOS ABANDONARON A SU SUERTE! Encuentran a 82 migrantes hacinados en un camión en Chiapas
A partir del 12 de octubre Estados Unidos anunció que admitiría a 24.000 migrantes venezolanos aptos para que se les otorgue visas humanitarias, pero deben entrar a ese país por avión y contar con un patrocinador que se haga responsable por ellos.
Hasta el momento se desconoce cuantos migrantes venezolanos han logrado cumplir con los requisitos exigidos desde el mes pasado.
Pero, lo que sí se sabe es que se siguen formando caravanas de migrantes, desde países centroamericanos cuyo objetivo sigue siendo atravesar México y llegar a EE.UU. “Como sea”, porque gran parte de ellos no quiere regresar a Venezuela.
Cientos han atravesado la peligrosa selva del Darién, incluso con sus familias. Otros se han detenido en Panamá, por ejemplo, donde hay albergues habilitados parta ellos, pero por unos días.
La semana pasada regresaron varios desde esa nación, en un vuelo habilitado por Conviasa.
