sábado, mayo 4, 2024

La “loca” elección argentina que desafía lógicas políticas

Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

Una peronista tras el voto peronista y un libertario sin partido, atomizan el panorama electoral gaucho

Este domingo los argentinos eligen a quien presidirá el país desde la Casa Rosada, además de votar por la mitad de los disputados y un tercio de los senadores.

Según Gerardo Lissardy dijo en BBC, que estas elecciones se distinguen de anteriores porque, según las encuestas, esta vez no son dos sino tres los candidatos presidenciales con posibilidades de ser electos o pasar a una segunda vuelta electoral.

Se trata del antisistema Javier Milei, que sorprendió al ser el más votado en las primarias de agosto; el ministro de Economía, Sergio Massa, y la conservadora Patricia Bullrich.

Si ninguno lograse ser electo hoy domingo con al menos 45% de los votos, o 40% y 10 puntos de ventaja sobre su seguidor inmediato, habría una segunda vuelta entre los dos que salgan primeros el 19 de noviembre.

Lea también: ¿ANTISISTEMA 0 STATU QUO? Argentina elige presidente en busca de un remedio para su peor crisis en años

El “fenómeno” Milei

Con un discurso agresivo contra lo que llama “casta política”, Milei es comparado a menudo con el expresidente de ultraderecha brasileño Jair Bolsonaro o el estadounidense Donald Trump, a quien dice admirar, así lo destaca Lissardy en BBC.

Desde que ganó su primera elección como candidato a diputado dos años atrás, este economista autodefinido anarco-capitalista ha logrado un ascenso “difícil de imaginar” para alguien de sus características, apoyado por votantes frustrados y menores de 30 años, señala Orlando D’Adamo, un experto argentino en opinión pública y psicología política.

La votación de Milei en las primarias al frente de su agrupación La Libertad Avanza también reta un viejo esquema en Argentina según el cual los pobres votan más al peronismo y los ricos al antiperonismo.

Sus promesas de dolarizar la economía y cerrar el Banco Central parecen haber calado en un electorado que va a las urnas con el gran telón de fondo del declive económico del país, con 40% de la población debajo de la línea de pobreza y una inflación anual que llegó a 138% en septiembre, según cifras oficiales.

El funcionario y opositor Massa

Con este panorama, que alguien con el cargo de Massa sea el candidato a suceder al impopular presidente Alberto Fernández por la coalición peronista en el gobierno, la Unión por la Patria, es visto como llamativo hasta por algunos de sus aliados regionales.

Fundado por el general Juan Domingo Perón a mitad del siglo pasado, el peronismo ha tenido una enorme capacidad de regenerase políticamente.

Logró esa vigencia a pesar de todas sus divisiones internas o, incluso, gracias a ellas (a Perón se le atribuye la frase de que los peronistas son como los gatos: “parece que nos estamos peleando y en realidad nos estamos reproduciendo”).

Eso explica que Massa haya buscado un difícil equilibrio, mostrándose a la vez como representante y alternativa al gobierno que él integra.

Aunque varias encuestas de intención de voto ubican a Massa segundo, es una incógnita cómo le impactarán finalmente el deterioro económico y escándalos recientes en la provincia de Buenos Aires, bastión peronista que concentra casi 40% de los votos.

Uno de esos escándalos fue la renuncia del jefe de gabinete provincial, Martín Insaurralde, de la misma coalición que Massa, después que se conocieran fotos que lo mostraban en Marbella a bordo de un lujoso yate de nombre “Bandido”, junto a una modelo y sirviendo champán.

En el último debate de candidatos presidenciales, ese caso fue mencionado con insistencia por Bullrich, exministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).

Bullrich va del peronismo al antiperonismo

La capacidad del peronismo de reproducirse ha hecho también que muchos políticos peronistas terminen luego militando en filas de otros partidos.

A pesar de las declaraciones de Milei en contra de “la casta”, la candidata de la coalición Juntos por el Cambio lo acusó de llenar sus listas con viejas figuras del aparato peronista como el sindicalista Luis Barrionuevo, autor de una de las frases más emblemáticas de la política argentina de los ’90: “Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años en este país”.

Si bien reconoce su pasaje por la Juventud Peronista, que reivindicaba a Montoneros, Bullrich niega haber pertenecido a esta organización armada y dice que realizó una autocrítica sobre el uso de la violencia en política.

Pese a las diferencias ideológicas entre ambos, a menudo compara su actitud con la de Mujica, quien perteneció a la guerrilla uruguaya Tupamaros.

En campaña, Bullrich ha dicho que “el objetivo es terminar con el kirchnerismo”, la facción peronista nacida con los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner, actual vicepresidenta del país.

Sin embargo, necesitaría los votos kirchneristas si pasara a segunda vuelta y en frente tuviera a Milei.

En los debates por la presidencia argentina hubo más ataques personales que propuestas concretas e incluyeron la participación de los dos candidatos que figuran relegados en las encuestas: el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y la izquierdista Myriam Bregman.

“la idea de que la democracia es el sistema por el cual resolvemos efectivamente nuestros problemas, no lo está”; así concluye Gerardo Lissardy su magistral análisis para la BBC, que por su gran importancia hemos reproducido en esta nota.

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