La muerte del “Pichón” amenaza con sellar el final de los Beltrán Leyva en Sinaloa
La muerte de alias El Pichón, presuntamente traicionado por su propio círculo, reabre la herida de los Beltrán Leyva en Sinaloa y podría desatar una nueva guerra interna comparable a la de Chapitos y Mayitos.
La historia del narcotráfico en Sinaloa parece escrita en un ciclo interminable de traiciones, venganzas y guerras sin retorno. El abatimiento de Pedro Insunza Coronel, alias El Pichón, ocurrido el pasado 30 de noviembre durante un operativo de la Marina mexicana, no solo marcó la caída de un heredero criminal, sino que podría haber encendido la chispa del último gran conflicto interno de los remanentes del clan Beltrán Leyva.
El Pichón era hijo de Pedro Insunza Noriega, alias El Sagitario, uno de los nombres históricos ligados a esa organización. Su muerte, de acuerdo con analistas y periodistas especializados consultados en el reportaje publicado por Testigo Directo, no fue solo el resultado de un operativo militar, sino el posible desenlace de una traición interna atribuida a figuras clave del llamado cártel de Guasave, encabezado por Fausto Isidro Mesa Flores, alias el Chapo Isidro, junto a Óscar Castelum, el Músico, y Juan Pablo Bastías, el Payo.
Una traición que huele a venganza
Para el periodista Juan Carlos Huerta, corresponsal de El Financiero en Guadalajara, en conversación con Rodrigo Rodríguez, enviado especial de Testigo Directo a México, el asesinato de El Pichón puede interpretarse como un punto de quiebre generacional.
“En estas nuevas generaciones se olvidan los compromisos y los compadrazgos. Es más fácil entregar a un cómplice si ya no estorba”, explica.
Esa lógica, advierten los expertos, podría activar una respuesta violenta por parte de El Sagitario, quien habría quedado con sed de venganza tras la muerte de su hijo. Un escenario que recuerda el actual enfrentamiento entre Chapitos y Mayitos, tras la presunta entrega de Ismael “el Mayo” Zambada.
El operativo que cambió el tablero
El 30 de noviembre, fuerzas de la Marina realizaron un operativo simultáneo en los municipios de Guasave y Ahome, al noreste de Sinaloa. Allí fueron allanados dos laboratorios clandestinos dedicados a la producción de drogas sintéticas.
En el operativo se incautaron 1 kilo de cocaína, 1.425 kilos de metanfetamina, 600 litros de precursores químicos, además de un fusil, cartuchos y un vehículo. En medio de la acción fue abatido Pedro Insunza Coronel, identificado como uno de los operadores clave de la facción.
Las autoridades estadounidenses ya habían puesto la mira sobre él y su padre. En mayo pasado, el Departamento de Justicia de EE. UU. los acusó formalmente por tráfico de drogas y apoyo al terrorismo, una señal del nivel de relevancia que aún conservaban dentro del crimen organizado.
Los últimos fantasmas de Guasave
Desde Sinaloa, Wilbert González, director de noticias del canal TV Pacífico, explica que tanto El Sagitario como El Pichón formaban parte de los últimos remanentes activos del antiguo poder de los Beltrán Leyva en la región.
“Eran de los pocos que quedaban. Se movían en la sierra y operaban subordinados al Chapo Isidro”, señala.
La facción de Guasave es considerada estratégica por su ubicación: rutas de trasiego, zonas de escape y control territorial que conectan con ciudades clave como Los Mochis, Obregón y Villa Juárez.
“Son territorios de paso obligatorio para el crimen organizado”, explica González.
Del origen del Cártel de Sinaloa a su fractura
Los Beltrán Leyva fueron socios fundadores del Cártel de Sinaloa, junto a Joaquín “el Chapo” Guzmán e Ismael “el Mayo” Zambada. Así lo recuerda Jesús Bustamante, corresponsal freelance en Sinaloa.
“Fueron aliados desde el inicio. Llegaron a estar a la par del Chapo y del Mayo”, afirma.
Pero las traiciones internas terminaron por fracturar esa alianza, dando paso a una de las etapas más sangrientas en la historia reciente del estado, con más de mil homicidios al año durante los picos de violencia.
Aunque el clan Beltrán Leyva fue oficialmente desmantelado, pequeñas células sobrevivieron, toleradas durante años por no representar una amenaza directa. Esa tolerancia, advierten los analistas, parece haber llegado a su fin.
La muerte de El Pichón no solo reconfigura el mapa criminal: podría anunciar la desaparición definitiva de una de las facciones históricas que ayudó a fundar el Cártel de Sinaloa.
“Lo que viene es una reestructuración. Habrá nuevos nombres, nuevos líderes”, coinciden los expertos.

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