martes, diciembre 3, 2024

¡LA PANDEMIA FUE LA EXCUSA! De Venezuela a China gobiernos reprimieron la libertad de expresión

“Aproximadamente cinco millones de personas perdieron la vida a causa de la COVID-19, y la falta de información habrá probablemente contribuido”, subrayó en un informe la ONG Amnistía Internacional

Gobiernos en todo el mundo, de China a Rusia pasando por Nicaragua, Venezuela o Cuba, utilizaron la pandemia como pretexto para acallar las críticas o restringir el acceso a la información y la libertad de expresión.

Así lo denunció en un informe, la ONG Amnistía Internacional. Se trata de un documento de 38 páginas denominado: “Silenciados y desinformados, la libertad de expresión en peligro durante la COVID-19”.

La ONG detalla cómo desde el año pasado estos gobiernos “lanzaron un ataque sin precedentes contra la libertad de expresión. Restringieron gravemente los derechos, censurando redes sociales, cerrando medios y obstaculizando otros canales de comunicación”, señala la agencia AFP.

“En medio de una pandemia, se silenció y encarceló a periodistas y profesionales sanitarios”, explicó Rajat Khosla. Él es responsable de Amnistía Internacional. “Como resultado, la gente no ha podido acceder a la información sobre la COVID-19, incluyendo cómo protegerse a sí mismos y a sus comunidades”. 

“Aproximadamente cinco millones de personas perdieron la vida a causa de la COVID-19, y la falta de información habrá probablemente contribuido”, subrayó. 

Lea también: Libertad de expresión VULNERADA: más de 140 ataques sufrió la prensa en lo que va de 2021

Desde febrero

Así, ya en febrero de 2020 en China, donde el coronavirus se detectó inicialmente a finales de 2019, se habían abierto 5.511 investigaciones penales contra personas. Fue por “fabricar y difundir deliberadamente información falsa” sobre la naturaleza y el alcance de la epidemia. 

En Nicaragua, “el parlamento aprobó la Ley Especial de Ciberdelitos en octubre de 2020”, señala el informe. Esto se sumó “a la violenta represión de las protestas sociales iniciadas en 2018 y a un creciente número de leyes destinadas a restringir severamente el espacio a la disidencia”.

Según el Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (CENIDH) esta “no solo reprime la libertad de expresión y de prensa en Nicaragua. También impone la vigilancia y el control absoluto de las redes sociales, las plataformas digitales y los perfiles en línea de activistas políticos y defensores de DD.HH.”.

Venezuela y Cuba: sanciones penales

También en Venezuela, “las campañas de desprestigio y estigmatización contra quienes critican al gobierno se intensificaron en el último año”. 

En los primeros ocho meses del estado de emergencia por la pandemia, detuvieron arbitrariamente a 66 periodistas y trabajadores de medios”, denuncia. Y pone el ejemplo de Darvinson Rojas, arrestado en marzo de 2020 en represalia por su información sobre la propagación de la COVID-19. Le acusaron de “apología del odio” e “instigación a cometer delitos”.

Asimismo en Cuba, el Decreto-Ley 370, relacionado con la expresión en línea, pareció reforzar la censura durante la pandemia. Hubo multas a periodistas independientes y “juicios arbitrarios” por compartir información y opiniones sobre la COVID-19. Entre ellos, el periodista Roberto Quiñones estuvo detenido durante un año, subraya.

En la misma línea, la oenegé con sede en Londres denuncia, en Rusia, la introducción de leyes contra las “noticias falsas”. También las sanciones penales en relación con la COVID-19, probablemente seguirán en vigor una vez que la pandemia haya terminado.

Acceso a la información

El informe también critica que muchos países obstaculizaran el acceso a la información modificando las leyes de libertad de información o suspendiendo la obligación de las entidades públicas a permitir que los ciudadanos accediesen a la información en su poder.

“Varios países europeos, entre ellos España, citaron la pandemia cuando relajaron o suspendieron los plazos para responder a las solicitudes de libertad de información mediante un estado de emergencia que suspendió los plazos de procedimientos de los organismos del sector público”, afirma.

Y en Brasil la “medida provisional 928” suspendió temporalmente los plazos para responder a las solicitudes bajo la Ley de Derecho a la Información y prohibió a periodistas u otras personas apelar a las solicitudes denegadas.

En opinión de Khosla, además de combatir la desinformación “los Estados y las empresas de redes sociales también deben garantizar que el público tenga acceso sin restricciones a información precisa, basada en pruebas y oportuna”. 

“Este es un paso crucial” por ejemplo “para minimizar las dudas sobre las vacunas, impulsadas por la desinformación”, subrayó.

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