En el informe emitido en la reunión de la SIP, se destacan los bloqueos a portales informativos y también los procesos judiciales contra varios periodistas
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció que en Venezuela hay “una dictadura implacable que considera al periodismo independiente como un enemigo permanente”. El organismo llegó a esta conclusión en un informe presentado en su reunión de medio año.
“La situación de la libertad de expresión sigue en el mismo nivel crítico de los últimos años. Se trata de una dictadura implacable que considera el periodismo independiente como un enemigo permanente”, destaca el escrito.
En el mismo, subrayan que, “al menos”, ocho estaciones de radio han sido sacadas del aire en toda Venezuela. Destacan que el uso de la Ley Resorte “regula el espectro radioeléctrico de manera discrecional y punitiva”. Esto convierte la norma en un “instrumento para silenciar la radio”, reseñó Efe.
“Por lo pronto, las estaciones de radio que todavía existen están autocensuradas por el terror que genera esta ley Resorte”, añaden.
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Espacio cívico reducido
El documento recuerda documentos de la Oficina de la alta comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet. Los mismos destacan que desde septiembre de 2020, hay una “reducción del espacio cívico”.
En ese lapso, hubo “al menos 66 casos de intimidación, acoso, inhabilitación y criminalización de periodistas. Además de medios de comunicación, defensores de los derechos humanos, trabajadores humanitarios”.
“Tan sólo en el mes de enero, se ejecutaron al menos tres operaciones de registro e incautación en los locales de medios de comunicación. En distintos grados, se incautó equipamiento, se cerraron oficinas, se intimidó al personal y se suspendieron emisiones”, reza el informe reseñado por la SIP.
“Bachelet también hizo referencia de, al menos, 15 casos de intimidación y acoso contra periodistas en las elecciones (legislativas) del 6 de diciembre”, añaden.
En este contexto, el informe de la SIP considera que “la mayoría de los medios que difunden informaciones críticas han migrado a internet”. Esto pese a que Maduro, “a través de las compañías telefónicas”, bloquea las páginas. Todo “de acuerdo a lo que consideran noticias perniciosas para la Revolución”.
Esos bloqueos tienen carácter discrecional, puntual y temporal, según la entidad.
Además, consideran que a “muchos periodistas se les han iniciado investigaciones penales.Todas ordenadas por jerarcas del de Maduro con la finalidad de silenciarlos e intimidarlos”.
La intimidación es la constante
“En la calle, la intimidación a los periodistas es una constante permanente. Son incontables los casos de amenazas, robo de equipos, minisecuestros, agresiones físicas por parte de los distintos órganos represivos del Estado, así como de parte de colectivos, grupos paramilitares armados, protegidos y empleados por el Gobierno”, agrega el texto.
Por otra parte, la SIP asegura que “los personeros del Gobierno utilizan los medios audiovisuales para generar odio contra los periodistas”.
Como parte de ese uso, señalan que el pasado 10 de febrero el diputado y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, “sugirió al Ministerio Público abrir una investigación contra el portal de noticias Efecto Cocuyo”.
Cabello “amenazó al medio por informar sobre el reportaje publicado por la revista Semana de Colombia, acerca de la presencia” de líderes de un grupo disidente de las FARC en territorio venezolano.
También denuncian que “sigue la persecución contra corresponsales extranjeros” y citan como ejemplo la detención de los reporteros Luis Gonzalo Pérez y Rafael Hernández, de NTN24.
Los periodistas fueron arrestados durante 24 horas el pasado 31 de marzo, mientras cubrían los enfrentamientos entre militares y disidentes de las FARC en el estado fronterizo de Apure.
Finalmente, recuerdan que el Parlamento “anunció que redactará una ley para regular las redes sociales y definir penalmente lo que entienden por traición a la patria”.
Frente a este panorama, la SIP exigió “el cese de la persecución y ataques contra periodistas y medios, así como la criminalización de la actividad periodística independiente”.