“El gobierno es bueno en una cosa. Sabe cómo romperte las piernas, luego te da una muleta y te dice: “mira, si no fuera por el gobierno, no podrías caminar”, es una de las más reconocidas frases atribuidas al líder estadounidense Harry Browne.
Esa sentencia encaja perfectamente en la tragedia que se vive a diario en nuestro país, en donde millones de ciudadanos venezolanos se ven sometidos a las nefastas políticas económicas y sociales de un régimen que arruinó la actividad agropecuaria, asaltando la propiedad privada, invadiendo empresas y fincas que funcionaban a plenitud, y ahora no son más que restos de una andanada de atropellos que la dictadura pretende remediar, entregando cajitas de alimentos a las familias que antes podían comprar esos productos, en abundancia, a su gusto y de buena calidad.
Los que te apresan, pretenden que les agradezcas que te dejen ver, de vez en cuando, al familiar privado ilegalmente de su libertad. Es el mecanismo perverso de esa elite corrompida que ordena secuestrar, detener, enjuiciar y condenar con base a expedientes falsos, a centenares de ciudadanos que después utiliza como rehenes y fichas de cambio en mesas de negociaciones, a donde se presentan con sus caras lavadas a hablar de paz y amor.
Es la conducta más aberrante que tiene su caracterización en la conocida “puerta giratoria” que pone a funcionar un régimen para simular que “liberan a sus detenidos”, pero eso sí, apresando a otros para mantener llanas las cárceles del oprobio.
Los que quebraron nuestras industrias del petróleo y del gas. Los que se apropiaron de los centrales azucareros, los que tomaron como ejes de “la revolución” la CANTV, Los Peajes, el Banco Central, la Tesorería General de la República y cuanta institución pública que antes eran autónomas, y ahora están reducidas a parapetos acoplados a los caprichos del dictador de turno.
Con todo el cinismo del mundo los que despilfarraron los miles de millones de dólares que ingresaban al tesoro nacional, los que remataron nuestras refinerías, los que politizaron las gerencias encargadas de administrar el gas que se explotaba en Venezuela, ahora te obligan a hacer colas para ver como consigues echarle un chorrito de gasolina a tu vehículo y a tener paciencia para que te toque la suerte de ponerle la mano a la bombonita de gas doméstico.
Son los mismos politiqueros, populistas y demagogos que cacareaban las bondades del “Plan Barrio Adentro” y ahora no responden por la destrucción de la red hospitalaria, por los desfalcos cometidos con las finanzas del Seguro Social, por la carencia de medicinas y por la deplorable situación del personal médico, enfermería y trabajadores en general que tan buenos servicios le han prestado al país por décadas.
Ahora te exigen, que cantes loas a “la revolución” por los bonos miserables que entregan a los pensionados y jubilados. Esa humillación debe ser castigada por el pueblo y la oportunidad será participando en elecciones libres y soberanas en las que María Corina Machado alcance una gran victoria para luego iniciar el proceso de reivindicación moral y social de todos los venezolanos!