Miles de personas fueron evacuadas y los servicios de transporte, así como las clases, fueron suspendidas
La Agencia Estatal de Meteorología española (Aemet) rebajó el jueves su aviso rojo, el máximo, a naranja por las lluvias en el sur y el este del país, tras una noche con fuertes precipitaciones que, por el momento, no han dejado víctimas.
“Lo peor de este segunda dana ha pasado”, indicó la agencia Aemet en la red X, precisando que rebajó a naranja su alerta en la provincia de Málaga, en Andalucía (sur), y para toda la región de Valencia (este), dos semanas después de las inundaciones que causaron al menos 223 muertos en esta zona.
Con miles de personas evacuadas y los servicios de transporte y educación paralizados, varios territorios en Cataluña (este) y Andalucía (sur) vivieron este miércoles los estragos de nuevas lluvias torrenciales.
En paralelo, también se emitieron alertas naranjas para el jueves en los territorios al sur de Granada y la zona costera de Valencia, desde Denia hasta Sagunto, donde se prevén precipitaciones de entre 40 y 120 litros/m2. A su vez, se pronosticaron vientos de hasta 119 kilómetros por hora y marejada en Tarragona y Barcelona, en Cataluña, y Murcia.
En ese sentido, en los municipios más azotados por el anterior temporal siguen las tareas de la limpieza y recuento de daños, a pesar de que suspendió la búsqueda por mar de desaparecidos y ahora se teme que las nuevas precipitaciones empeoren la situación.
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En Málaga, los servicios de emergencia han trasladado a por los menos 3.000 personas de viviendas de alto riesgo cercanas al río Guadalhorce, al oeste de la ciudad.
Al mismo tiempo, todos los servicios de tren en la provincia de Málaga fueron paralizados, junto con el tren de alta velocidad que comunica a Madrid con Málaga (ciudad) debido a las lluvias torrenciales.
Gran parte del centro de la capital de la región se inundó este miércoles, mientras que en el resto de la provincia una gran parte de las carreteras permanecieron vacías, los parques cerraron sus puertas junto con los centros deportivos y museos, y se suspendieron las clases en todos los niveles académicos (desde jardines escolares hasta universidades).
En el barrio malagueño de Campanilla, próximo al río Guadalhorce, los trabajadores construyeron una barrera de plástico para intentar contener el agua que el alcantarillado ya no podía absorber.