Los vientos en el planeta rojo alcanzan velocidades inesperadas
Un nuevo estudio sobre los vientos en Marte revela que las ráfagas pueden alcanzar hasta 158 km/h, mucho más de lo estimado.
Un nuevo estudio sobre los vientos en Marte demostró que las ráfagas del planeta rojo son mucho más fuertes de lo que se pensaba, alcanzando velocidades de hasta 158 kilómetros por hora. El hallazgo, publicado en la revista Science Advances por un equipo internacional liderado por la Universidad de Berna, redefine la comprensión actual sobre el clima marciano y será clave para el diseño de futuras misiones espaciales.
Los investigadores analizaron más de un millar de remolinos de polvo —también conocidos como dust devils— utilizando imágenes captadas por las misiones Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA). El resultado revela que estos fenómenos meteorológicos, aunque breves, son capaces de levantar grandes cantidades de polvo y modificar la composición atmosférica marciana.
Un análisis detallado del comportamiento del viento
El estudio sobre los vientos en Marte se basó en imágenes estereoscópicas tomadas con pocos segundos de diferencia desde la misma posición orbital, lo que permitió medir con precisión la dirección y velocidad de los remolinos.
Hasta ahora, se creía que las corrientes más intensas no superaban los 50 km/h, pero el nuevo análisis confirma que los vientos marcianos son mucho más potentes y frecuentes de lo previsto. Al igual que en la Tierra, estos remolinos se forman principalmente durante la primavera y el verano marcianos, entre las 11:00 y las 14:00 horas locales, y tienen una duración de apenas unos minutos.
El polvo marciano, un enemigo persistente
A diferencia de la Tierra, Marte carece de lluvia o humedad suficiente para limpiar su atmósfera. El polvo suspendido por los vientos marcianos puede permanecer flotando durante semanas, viajar miles de kilómetros y oscurecer por completo la superficie. Este fenómeno afecta directamente la visibilidad y el funcionamiento de los equipos electrónicos.
El estudio también sugiere que los vientos fuertes podrían tener un papel más relevante de lo estimado en la distribución del polvo global, alterando la temperatura y la composición atmosférica. Estos datos ayudarán a ajustar los modelos climáticos y las proyecciones sobre la dinámica del planeta.
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