Llamado el “rey de las bases robadas”, Henderson acumuló logros tanto individuales como colectivos: fue elegido 10 veces al Juego de Estrellas, ganó el premio MVP de la Liga Americana en 1990 y recibió 3 Silver Sluggers
Rickey Henderson, destacada figura del béisbol y miembro del Salón de la Fama, falleció a los 65 años, según informó The Post.
De acuerdo con TMZ, el legendario jugador murió el pasado viernes en Oakland tras enfrentar complicaciones por neumonía.
En 25 temporadas en las Grandes Ligas, Henderson defendió los colores de nueve equipos, incluidos los Atléticos de Oakland y los Yankees de Nueva York.
Su carrera incluye un promedio de bateo de .279, 3,055 hits, 297 jonrones y 1,115 carreras impulsadas.
Sin embargo, sus mayores logros están registrados en los récords históricos de la MLB.
Con 1.406 bases robadas, Henderson mantiene un registro que parece inalcanzable en la era moderna. Igualmente, es el líder absoluto en carreras anotadas, con 2.295, demostrando su capacidad para ser el motor ofensivo de cualquier equipo en el que jugara.
Henderson acumuló logros tanto individuales como colectivos: fue elegido 10 veces al Juego de Estrellas, ganó el premio MVP de la Liga Americana en 1990 y recibió 3 Silver Sluggers. También obtuvo un Guante de Oro y fue nombrado MVP del Campeonato de la Liga Americana en momentos decisivos.
Su impacto en el juego fue más allá de los números. Henderson contribuyó a dos títulos de la Serie Mundial y en 2009 ingresó al Salón de la Fama con el 94.8 % de los votos. Los Atléticos retiraron su número en reconocimiento a su legado.
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Reacciones
De todas partes de Estados Unidos, a través de las redes sociales, las reacciones no tardaron en surgir.
Una de ellas fue la de los Yankees de Nueva York, equipo que emitió este comunicado:
“Rickey Henderson fue un gran jugador de todos los tiempos que captó nuestra atención como pocos jugadores antes o después, trascendiendo nuestra comprensión tradicional de cuán elitista y emocionante podía ser un solo jugador en la caja de bateo y en las bases.
Cuando cruzaba las líneas blancas, era magnético. Los oponentes, compañeros de equipo y fanáticos simplemente no podían quitarle los ojos de encima. A pesar de que pasó solo cuatro temporadas y media con el uniforme a rayas, Rickey dejó una marca indeleble en nuestro libro de récords y nos entretuvo no solo con su talento para el béisbol, sino también con una personalidad sensata y un talento para el espectáculo que se adelantaron a su tiempo. Extrañaremos profundamente a Rickey por todo lo que aportó al juego y ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a su esposa, Pamela, a sus hijas Angela, Adrianna y Alexis, y a toda su familia y amigos”.