La primera en morir hace unos meses fue su abuela Bertha, luego su amigo y agente venezolano Laureano. Recientemente y en menos de 48 horas, el actor Edgar Ramírez es golpeado nuevamente por la COVID-19 al perder a su tía Lucy, su tío Guillermo y el cuñado de su tía Nidia, Rafael. “Estoy triste, estoy frustrado, estoy devastado”, escribió
Ya son tres los familiares que ha perdido el actor venezolano Edgar Ramírez en menos de 48 horas a causa de la COVID-19.
En su cuenta en Instagram, Ramírez publicó un comunicado en el que habla de “su triste” experiencia cuando el pasado sábado falleció su tía Lucy y horas después muere su tío Guillermo.
“En menos de 24 horas el COVID-19 le había quitado la vida a ambos», dice el comunicado.
Expresó que aun “No habíamos podido aún recoger las cenizas de mi tía Lucy”, cuando recibió la noticia de que “debíamos incinerar el cuerpo de mi tío Guillermo”.
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Pero la pesadilla no había terminado y el lunes recibió la noticia de que el cuñado de su tía Nidia, Rafael, murió “después de meses luchando con complicaciones de COVID-19”.
“Por momentos siento que es una pesadilla de la que me voy a despertar, pero sé que no lo es. Que es tan real como el aire que en este momento me cuesta respirar”.
Pero estas no fueron las primeras muertes en su familia, un mes antes este virus le quitaba “la vida a mi abuela Bertha”, reseñó la revista People en Español.
Ramírez, además, perdió por esta terrible pandemia a su agente venezolano y su amigo del alma, Laureano.
“Mi corazón no aguanta más dolor. Estoy triste, estoy frustrado, estoy devastado. Han sido semanas y semanas de ver a mi familia burlada y torturada por esta cruel, traicionera y violenta enfermedad que sin piedad terminó matándolos a todos”, expresó.
No hubo acceso a la vacuna en Venezuela
Ramírez, en medio de su dolor, aclaró que su familia que vive en Venezuela “no tuvo acceso a la vacuna”.
Criticó que mientras eso sucede en su país, en Estados Unidos se desechan miles de ellas porque la gente sencillamente no las quiere.
“Mi esperanza es que cualquiera que pueda vacunarse, lo haga hoy. No lo hagas por ti, hazlo para proteger a los que son vulnerables, a los que tienen deficiencias inmunitarias y a todos los demás que pueden enfermarse gravemente si se infectan”.
“Recibir una vacuna es un acto de compasión”, prosiguió su conmovedor escrito.