No hay una causa para este padecimiento que solamente puede ser disminuido, pero no tiene cura
La migraña es una enfermedad que no solo se manifiesta con dolores de cabeza, sino que presenta muchos otros síntomas incapacitantes.
Todos estos síntomas alteran la calidad de vida de quienes la padecen, hasta el punto de poder generarles un malestar casi permanente, pérdida subjetiva de memoria, depresión o ansiedad.
Sin embargo, lo cierto es que la migraña sigue aislando socialmente a quienes la sufren y estigmatizándoles.
¿Por qué? Porque según cuenta en esta entrevista Sonia Santos, jefa de sección del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, aún hay mucha gente que cree que quienes la sufren son responsables de su propio dolor, provocando así que estos pacientes se sientan aislados en lo familiar, en lo social y también en lo laboral.
La mayoría de la gente define la migraña como un fuerte dolor de cabeza. Sin embargo, una migraña es mucho más que eso.
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¿En qué consiste?
Cuando se tiene una migraña, duele la cabeza, pero lo que caracteriza a las migrañas del resto de dolores de este tipo, es que los suyos son incapacitantes.
¿Por qué? Porque además del dolor, los pacientes generalmente tienen fotofobia, es decir, les molesta la luz, y fonofobia, porque también les molesta el sonido.
Además, pueden tener náuseas, vómitos y, en muchas ocasiones, problemas para concentrarse y encontrar las palabras adecuadas. Todo eso hace que las migrañas impacten mucho en la calidad de vida de quienes las sufren.
Todavía parece que la sociedad infravalora su impacto real. Una de las razones es que la migraña es mucho más característica de la mujer que del hombre, y eso ya de por sí hace que a veces esté infravalorada.
Otra causa es que muchos pacientes han vivido de cerca con ellas porque las han sufrido sus madres o abuelas, y las asumen como una condición y un rasgo de su familia que les ha tocado heredar.
¿Tienen las migrañas algún componente hereditario?
Hasta en 60 % de los casos hay un componente familiar. Lo malo es que en muchos casos también se heredan las costumbres que tenían esas madres y abuelas para tratar las migrañas, que básicamente consistían en apagar las luces, meterse en la cama y esperar a que el dolor cediera.
En muchos casos, los pacientes no quieren decir que tienen migraña. Por ejemplo, en entrevistas de trabajo o a sus compañeros, porque la migraña genera mucho estigma.
Se habla de una enfermedad que cursa con dolor, y a veces hasta dos y tres veces a la semana, y es complicado pedir tantas veces ayuda en el ámbito laboral.
A nivel social, no es raro que los pacientes con migrañas acaben aislados por tener que renunciar a planes sociales con frecuencia.
Aislados y estigmatizados
Ese estigma viene de que mucha gente cree que quienes padecen migrañas son responsables de tener el dolor.
Otros se autoestigmatizan porque tienen la sensación de que en su entorno les culpan de tener migraña, porque no han gestionado bien el estrés, porque no se han tomado a tiempo un analgésico, porque no han dormido bien.
Se culpabilizan, se sienten señalados y eso no tiene ningún sentido. Y a eso se suma que no hay ninguna prueba que diga si un paciente tiene o no migraña, el diagnóstico se basa en la historia clínica y en la exploración.
En las consultas no se trata a los pacientes con migrañas, sino también a sus parejas o hijos, para que el entorno más cercano asuma que es una enfermedad discapacitante y que el paciente no se la está inventando.
¿Cómo concienciar más y mejor sobre el impacto de la migraña?
Los pacientes piden ser escuchado y también han de ser capaces de reconciliarse con su enfermedad y pedir ayuda. Con los tratamientos actuales no se cura, pero sí mejora la calidad de vida.
Entonces… ¿la migraña no se cura?
No. El cerebro del paciente con migraña nace así, con esa predisposición.
Tratamiento curativo no hay, por mucho que se publique por ahí en las redes sociales.
No hay ningún tratamiento que cure la migraña. Se puede reducir y disminuir el número de días de dolor, o mejorar la intensidad del dolor o la respuesta a los analgésicos, pero no se cura.
Eso sí, es importante que el paciente intente evitar desencadenantes como el estrés, y factores que incrementen el dolor. En el caso de las mujeres juegan en contra las alteraciones hormonales y, ante eso, poco se puede hacer.
¿Se puede al menos prever?
Si el paciente es capaz de identificar los síntomas con los que puede presentarse una migraña, como los cambios de humor, la alteración en la concentración, los bostezos, la somnolencia, la rigidez de cuello, la fotofobia, la fonofobia… entonces podrá iniciar el tratamiento un poco antes para que la respuesta al dolor sea mejor, y estar en sitios con poco ruido y poca luz.
Cuando se dice que la migraña es discapacitante, no solo es por el dolor y sus síntomas, sino porque muchas veces esos síntomas empiezan hasta 48 horas antes.
¿Hay algún componente en el ADN que haga que las personas sean más proclives a sufrirlas?
No, hay muchos estudios a nivel anatómico y funcional al respecto, pero no hay datos concluyentes. Se habla más de una hiperactividad o una hipersensibilidad del cerebro.
Con información de Muy Interesante