Muere joven autista que pasó meses como preso político: su salud se deterioró y los médicos no pudieron salvarlo
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La ONG Comité por a libertad de los presos políticos (ClippVe), denunció la muerte de Jonathan Rodríguez, un hombre de 30 años, diagnosticado con autismo desde pequeño, quien estuvo detenido por varios meses, en calidad de preso político.
“Con profundo dolor extendemos nuestras más sentidas condolencias a la familia de Jonathan Rodríguez, quien falleció la noche del viernes 21 de noviembre, tras una larga batalla contra una infección que los médicos no pudieron controlar”, publicó el ClippVe, en cu cuenta en X.
Señala la ONG que “Jonathan era un joven de 30 años, pescador de Cepe, en el estado Aragua. Creció entre montañas y mar, viviendo como cualquier niño de su comunidad, aun cuando desde pequeño fue diagnosticado con autismo”.
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Su vida cambió con la represión poselectoral. El 29 de julio salió de su casa a cobrar una factura y, al encontrarse el local cerrado, decidió comprar pan para llevar a su familia. Al salir de la panadería, efectivos de la GNB lo detuvieron y lo etiquetaron como “terrorista”.
Primero fue llevado a la comisaría de Santa Rita, estado Aragua; el 23 de agosto lo trasladaron al Centro Penitenciario de Yare, en Miranda, y, dos días después, al Centro Penitenciario de Aragua.
Gracias a las denuncias y a la lucha incansable de su familia, Jonathan fue excarcelado tras más de seis meses de detención injusta. Aun así, debía seguir presentándose ante tribunales por acusaciones sin evidencia de terrorismo e incitación al odio.
Pero Jonathan ya no era el mismo. Su salud se deterioró gravemente en prisión, sin atención médica adecuada y en condiciones inhumanas. Tras su liberación enfermó repetidamente; su familia agotó recursos en exámenes y medicinas, pero su estado empeoró hasta ser hospitalizado por una infección pulmonar severa. Murió una semana después.
La ONG asegura que “la muerte de Jonathan es también responsabilidad del terrorismo de Estado, del deterioro de los derechos humanos y del colapso del sistema de salud en Venezuela”.
Desea que su familia tenga “la fuerza necesaria para continuar luchando hasta que haya justicia y el Estado lo reconozca por lo que fue: un joven pescador que encontraba en el mar, la calma, los detalles, las sensaciones y las rutinas que lo hacían sentirse vivo y libre”.
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