El pueblo venezolano asumió la vida en libertad como uno de sus bienes más preciados. Después de dejar atrás esa historia, en la que las montoneras y dictaduras de diferentes pelajes, hacían de las suyas en un país con un pueblo sometido a los dislates de tiranos y dictadores, la ciudadanía experimentó los placeres propios de la libertad en todos los órdenes, especialmente después de la etapa iniciada a raíz de la explosión cívica detonada el pasado 23 de enero de 1958.
Tal como lo he referido en anteriores entregas, nací y crecí en una familia en cuya sobremesa, el postre tenía olor a tinta de rotativa.
Mi padre y mis tíos se habían consagrado a la fundación y desarrollo de una empresa basada en el ejercicio del periodismo libre, comprometidos siempre a decir la verdad y, fundamentalmente, a promover la democracia y su inseparable libertad.
Esa era la premisa esencial de los esfuerzos llevados adelante desde la Cadena Capriles, aunque fuera a costa de la libertad, tal como la perdió circunstancialmente mi tío Miguel Ángel, como precio a pagar por publicar titulares desagradables para la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
El pasado jueves se celebró en Venezuela el “Día del Periodista”, pero al leer los titulares de los portales de noticia, dando cuenta de que “más de 400 medios de comunicación han sido cerrados por el actual régimen que encabeza Nicolás Maduro”, es lógico comprender que esas celebraciones se tornan como actos de resistencia, ante una arremetida sin parangón en la historia del periodismo en Venezuela.
La noticia la puso en circulación el Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela, resaltando que el gremio viene asimilando una arremetida brutal en estas dos últimas décadas, tiempo en el que han sido clausurados medios de prensa escrita, emisoras de radio, estaciones de televisión y han sido blanco de una cascada de atropellos los portales informativos.
Las declaraciones ofrecidas por el presidente del gremio, Tinedo Guía, resumen las agresiones físicas a muchos de sus colegas, los carcelazos que han padecido, los empleos perdidos, no solo para los periodistas, sino que esa persecución arrastra también al personal técnico y administrativo de las empresas comunicacionales, víctimas de esa cacería desatada por el actual régimen.
Lo que si les alegró el día a la familia de periodistas, son las innumerables noticias que dan cuenta de la avalancha de esperanzas, que ha despertado por todos los pueblos de Venezuela María Corina Machado y la plena seguridad de la victoria que logrará Edmundo González Urrutia el próximo 28 de julio.
Así lo vaticinan, no solo las encuestas que realizan en sus respectivos trabajos de campo, los técnicos especializados en ese tipo de estadísticas, sino las encuestas de “carne y hueso”, que no se le pueden ocultar a nadie sensato que desde ya sabe, que el triunfo es irreversible.