Esta especie exótica, que no tiene depredador natural en aguas del Caribe, causa daños de consideración en nuestro ecosistema marino. Por ello, los expertos hacen un alto y dan cabida a los humanos, para que con la pesca ayuden a controlar su proliferación
El Pez león o Pterois volitans es una especie exótica y de gran majestuosidad y colorido. La misma es oriunda de los océanos Pacífico e Índico, donde gracias a la evolución, existen otras especies que son depredadores comunes de dicho pez. Por ende, hay un equilibrio en ese ecosistema. Pero ¿Qué sucede cuando un espécimen llega a otras aguas y se consigue que no tiene depredadores naturales?
Desde 1985 se tiene conocimiento de que el Pez león llegó a América. Sus primeros avistamientos se dieron en las costas de Florida, en los Estados Unidos. Con el pasar del tiempo este invasor llegó para quedarse en este lado del planeta.
Todas las condiciones para la “conquista” de estos mares estaban dadas para el Pez león: aguas cálidas, abundante comida y lo mejor de todo, sin enemigos o depredadores naturales.
La llegada del Pez León
Jorge Barbosa, buzo profesional y conservacionista, con experiencia en buceo científico por más de 20 años y Joxmer Scott, biólogo marino y también buzo profesional dedicado al área científica, coinciden en que existen varias tesis que podrían explicar el cómo esta especie cruzó el orbe para quedarse.
Lamentablemente, todo indica que la mano del hombre tiene mucho que ver en este daño que se le está ocasionando a nuestro ecosistema marino.
En 1992 el huracán Andrés causa daños de consideración en las costas de la Florida. Su paso dejó muelles destruidos, casa abajo y el mar tomó parte del terreno, por lo que algunas edificaciones quedaron parcialmente hundidas.
Para el momento hubo reportes de algunos acuarios donde supuestamente algunas especies escaparon, entre ellas unos seis “individuos” conocidos como Pez león.
Sobre esta tesis del huracán, Joxmer Scott comentó que la misma es casi imposible, ya que “durante ese huracán se pierden seis individuos. Sin embargo, hay evidencias genéticas, debido a análisis de ADN, que demuestran que las poblaciones que se encuentran en el Atlántico y en el Caribe provienen de más de seis reproductores; es decir, tenía que haber por lo menos cien o más reproductores para que las poblaciones actuales presenten esa diversidad en su ADN. Entonces, la tesis del huracán no es válida”.
Ambos especialistas indican que matemáticamente la fuga debió ser mayor a seis peces para que pudiesen sobre poblar la zona.
Scott acotó que antes del huracán, supuestamente se dieron avistamientos del Pez león en las costas de Florida.
Otra posibilidad es que en la costa norteamericana del Atlántico, en algún momento se produjo el traslado o decantación de agua con huevos de esta especie, los cuales podrían haber sobrevivido.
El agua de lastre
Jorge Barbosa explica que existe otra teoría, en donde también la mano del hombre esta inmiscuida.
Algunos expertos consideran que las grandes embarcaciones –que deben llevar un cargamento de agua para nivelar el peso- en su momento pudieron transportar estos especímenes, o sus huevos, los cuales sobrevivieron.
Al ser liberadas las aguas de grandes tanqueros o barcos de gran calado, pues los León podrían haber llegado cual inmigrantes para quedarse.
Vale acotar que ambas son teorías que no han sido comprobadas. Existen estudios genéticos avanzados sobre el animal, que podrían arrojar mayores luces, pero aún están en proceso de investigación.
El daño real
Hasta ahora pareciera que es un simple animalito que por culpa del hombre llegó a estas aguas desde el oriente del mundo, pero el problema va más allá.
Los dos expertos manifiestan que la capacidad de reproducción del Pez León en condiciones favorables es de gran magnitud. Una hembra puede llegar a poner hasta 60 mil huevos diarios.
Esta capacidad de reproducirse, sumado al tema de que no tiene un depredador natural, lo pondría en la cima de la escala de depredadores en nuestras aguas. Es decir, el Pez león puede acabar con otras especies que conforman nuestro ecosistema, que cumplen una función especial y que de llegar a desaparecer, ponen en peligro el tan delicado equilibrio natural en nuestras aguas.
“Entre los riesgos más comunes que enfrentamos se encuentran la pérdida o extinción de especies (peces y crustáceos) y el colapso de los ecosistemas, debido a que las funciones que cubrían esas especies ya no serán atendidas”, explica el biólogo Joxmer Scott, quien agrega además que uno de los tantos efectos que esto podría dejar es el aumento en cantidad de algas nocivas o especies no deseadas.
“Estos peces son altamente voraces. Se alimentan de un gran número de otros peces nativos… Mediante nuestras acciones estamos favoreciendo a que el Pez león tenga más alimento por la pesca de especies que compiten por alimento como por ejemplo los meros”, dice Scott.
El biólogo agrega que con el desarrollo de muelles, puertos o hundimientos de estructuras que se convierten en arrecifes artificiales, favorecemos “la supervivencia del enemigo”.
“Causan grandes riesgos a la salud de los ambientes marinos del cual todos dependemos como medio de trabajo, alimentación y recreación”.
El caso Venezuela
Los datos sobre avistamiento en Venezuela de esta especie datan del 2009 en las costas de Cepe en el estado Aragua. Casi en simultáneo pescadores y buzos comenzaron a ver a este animal en el archipiélago de Los Roques, el parque nacional Morrocoy y Chichiriviche en el estado Falcón, Puerto Cabello en Carabobo, Mochima en Sucre y años después, en la población de Naiguatá, en el estado Vargas.
No todo está perdido
A las situaciones hay que verle las oportunidades. Jorge Barbosa asevera que a pesar de ser una especie con ciertas características, el Pez León reúne una serie de cualidades que lo convierten en algo apetecible para el humano.
Esto es un buen punto para la conservación. Es aquí donde los conservacionistas le dan un voto de confianza a la intervención del hombre, y aúpan la pesca de esta especie que se convierte en un manjar para el humano.
La pesca podría ayudar a nuestro ecosistema ya que como se escribió antes, el Pez león no tiene depredador natural y su proliferación en nuestras aguas es desbordada.
La carne del Pez león es blanca y rica en proteínas. Reúne todas las cualidades de un buen pescado y en esencia es una carne que puede competir fácilmente con el mero, cazón y hasta el tiburón, especies que están actualmente protegidas en el país y que tienen una alta demanda.
Barbosa, quien además es el director de Asuntos Ambientales de la organización no gubernamental ONSA, Cuerpo de Apoyo y Salvamento Marítimo, indica que gracias a esto hay una forma de tratar de conseguir un equilibrio ante la presencia de este espécimen.
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Por ello, desde ONSA, así como desde otras organizaciones como la Federación Venezolana de Actividades Sub Acuáticas, universidades y el propio ministerio de Eco-Socialismo se han emprendido programas que incentivan la pesca y el consumo de este pez.
No es letal, pero sí de cuidado
El Pez león no es un animal que atacará al humano. De hecho, según los expertos, no es una especie de nadar mucho ni lejos de su hábitat que son los arrecifes coralinos, rompeolas, piedras, etc.
Sin embargo, la recomendación es que de divisar un espécimen de estos no buscar a capturarlo, sino más bien informar de su ubicación a pescadores o personal que conozca del mismo.
Una picadura de sus espinas externas no será letal para un ser humano, sin embargo, la toxina puede generar un dolor similar a la fractura de un hueso.
¿Y si me pica?
De tener un infortunado encuentro con este espécimen lo recomendable es, para neutralizar la toxina, sumergir el área afectada en agua caliente. Lo más caliente que pueda aguantar la persona.
Posteriormente, debe acudir a un médico ya que podría necesitar algo de antibiótico, por la picadura.
Un buen ceviche
Barbosa contó desde su propia experiencia que el ceviche de Pez León es una delicia. El relleno de las famosas empanadas de cazón puede ser sustituido con esta carne y ni hablar de un buen pescadito frito.
“En cualquier forma que lo prepares es un buen alimento y a pesar de que el pez como tal tiene unas espinas externas con una sustancia que tiene cierta toxicidad, se pudo comprobar científicamente que dicha sustancia no está presente en la carne”.
Debido a esto, los organismos antes descritos no solamente han promocionado la pesca, sino también talleres de concientización para la comercialización y preparación culinaria de este manjar del mar.
Cosas por hacer
“Nosotros en ONSA y junto a la Universidad Marítima del Caribe apoyamos con un programa para la iniciativa del consumo en el puerto de La Zorra en Catia La Mar”, dijo Barbosa, quien aseveró que es una tarea titánica, ya que hay que contar con recursos para darle inducción a pescadores, pobladores de las costas, personal culinario y finalmente, hacen una campaña para que el público en general consuma este tipo de pez.
Por ejemplo en ONSA hay un programa desde el 2010 de Mitigación de Efectos del Pez León, el cual consta de charlas, adiestramiento sobre qué hacer y que incentivan el consumo del mismo.
Dentro de las inducciones que hacen a pescadores, pobladores, buzos y público en general, se les enseñan las maniobras y utensilios para la pesca.
Hay que recordar que el pez vivo posee unas espinas externas que en su punta posee una toxina, que si bien no es letal, de ser utilizada por el animal para defenderse puede causar un dolor considerable en el humano, similar a la fractura de un hueso.
También enseñan con chef especializados a preparar diferentes platos. Hacen degustaciones, pero sobre todo, instruyen a las comunidades sobre la importancia de pescar este animal para el medio ambiente y por ende, para su propia economía.
Lo que se viene
“Estamos preparando en el plan acción 2022, realizar una maniobra de captura el venidero 8 de junio y sus días consecutivos en conmemoración del Día de los Océanos. Repetiremos la actividad en septiembre del mismo año”.
Barbosa hizo un llamado a la ciudadanía para no solamente participar, sino también apoyar estas actividades que necesariamente necesitan del incentivo y participación de todos: empresa privada, entes públicos y ciudadanía en pleno.
Todo indica que fue la mano del hombre la que trajo al Pez León a nuestras playas. Paradójicamente ahora, es la lanza, el arpón, el anzuelo y el nylon del humano los que nos podrán ayudar -solamente en este caso- a reparar el daño que le hicimos a nuestro medio ambiente.