PROMOVIDO desde el PODER: ASÍ OPERA el ESPIONAJE DIGITAL en Venezuela
Intervenciones telefónicas a gran escala, que incluyen llamadas, mensajes, SMS, geolocalización e incluso tráfico de Internet
Una investigación de la iniciativa La Hora de Venezuela, que cita datos de diversas organizaciones como IPYS Venezuela, VeSinFiltro y Freedom House, advierte que el gobierno ha construido un ecosistema de espionaje digital que incluye interceptaciones masivas de llamadas, aplicaciones oficiales que recolectan datos sin consentimiento, monitoreo constante de redes sociales y acceso forzado a dispositivos móviles.
Esto se produce en un contexto donde el gobierno de Nicolás Maduro ha señalado a plataformas como WhatsApp de ser “herramientas de conspiración” al sugerir que son utilizadas para filtrar información y coordinar actos desestabilizadores.
Sin embargo, expertos y organizaciones de derechos digitales coinciden en que el Estado venezolano no puede acceder al contenido de estas plataformas cifradas y que las verdaderas amenazas a la privacidad provienen de prácticas de espionaje digital directo, sostenido y muchas veces ilegal por parte del propio gobierno.
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¿Cómo funciona el espionaje digital en Venezuela?
Las intervenciones telefónicas a gran escala, que incluyen llamadas, mensajes, SMS, geolocalización e incluso tráfico de Internet, todo sin garantías plenas de control judicial, son usadas por el Estado venezolano para vigilar a la disidencia en el país
En 2021, la empresa Telefónica reveló en un informe que más de 1,5 millones de sus líneas fueron interceptadas en Venezuela, equivalentes a 20% de sus usuarios en el país.
Este dato representa 81% de todas las intervenciones telefónicas reportadas por la compañía en los 12 países donde opera.
Aplicaciones estatales como VenApp, presentada como una app ciudadana para reportar fallas, han evolucionado hasta convertirse en plataformas que permiten identificar opositores, monitorear movilizaciones sociales e incluso generar denuncias anónimas contra ciudadanos.
Luego de las elecciones de 2024, esta app fue empleada para mapear “guarimbas” y recoger datos personales de manifestantes.
Desde 2013, el goebierno institucionalizó el monitoreo de redes con la creación del Centro Estratégico para la Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa).
Casos como el del activista Nelson Piñero, detenido por comentarios en X, demuestran cómo las publicaciones digitales son rastreadas por organismos como el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) para justificar imputaciones por “incitación al odio”.
Informes internacionales
Un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que tras las elecciones presidenciales de 2024, funcionarios realizaron registros arbitrarios de teléfonos móviles en busca de vínculos con la oposición.
Si bien no se trata de espionaje digital remoto, dispositivos como Cellebrite permiten extraer el contenido de teléfonos incautados, incluyendo fotos, mensajes y datos de aplicaciones. Estas herramientas han sido utilizadas tras detenciones arbitrarias o allanamientos.
El peligro más frecuente para la ciudadanía son las aplicaciones espía instaladas sin consentimiento, muchas veces bajo el disfraz de software de “control parental” o “seguridad personal”.
Estas apps permiten a terceros monitorear llamadas, mensajes, ubicación e incluso activar la cámara o el micrófono del teléfono sin que el usuario lo note.
Paralelamente, investigaciones como las de Armando.Info han documentado el uso de antenas IMSI Catchers, que simulan torres de telefonía para interceptar comunicaciones en zonas urbanas y estratégicas.
También se denuncian revisiones arbitrarias de teléfonos en protestas o retenes policiales, sin orden judicial.
Privacidad en riesgo: cómo protegerse
Organizaciones como VeSinFiltro, ProBox y Cazadores de Fake News recomiendan:
*Usar apps con cifrado extremo a extremo, como Signal.
*Evitar las llamadas tradicionales o mensajes SMS.
*Evitar aplicaciones estatales.
*No publicar contenido sensible en estados o grupos.
*Mantener dispositivos actualizados y evitar enlaces desconocidos.
Signal, por ejemplo, permite mantener el anonimato en grupos y ofrece opciones como mensajes temporales y bloqueo por PIN, características clave en contextos de represión, por lo que es una excelente opción para activistas, periodistas y defensores de derechos humanos.
Siscom
El Sistema Bolivariano de Comunicación (Siscom) es una herramienta interna de comunicaciones operada por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información de Venezuela (Mippci) para distribuir mensajes y organizar campañas comunicacionales del gobierno de Nicolás Maduro, el cual cuenta con la participación de miles de empleados públicos, militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y comunicadores afines.
El sistema está diseñado para amplificar las narrativas oficiales, responder a coyunturas políticas y moldear la conversación digital desde una estructura centralizada.
A través de esta red, el gobierno de Maduro posiciona contenidos en línea, contrarresta discursos críticos y refuerza su control sobre el espacio informativo.
El aparato comunicacional del chavismo funciona por medio de un sistema cerrado de distribución de contenidos, conformado por grupos internos que se asemejan a conversaciones de WhatsApp.
Por esa vía, funcionarios del Mippci envían, con rapidez —y sin debate—, instrucciones, líneas discursivas y contenidos multimedia a cientos de personas pertenecientes al partido de gobierno, ministerios, gobernaciones, entes públicos, medios gubernamentales y organizaciones populares.
Las cuentas que posicionan estas etiquetas suelen ser manejadas por operadores humanos que actúan como bots: publican decenas de mensajes al día y, en ocasiones, una sola persona puede gestionar varias cuentas.
Algunos operadores reciben pequeños bonos estatales por su participación, según investigaciones.
Siscom empezó a ejercer un rol más directo a principios de 2024. Centralizó las instrucciones y reguló no solo qué debía publicarse, sino también cuándo, cómo y en qué redes sociales hacerlo.
Con información de La Hora de Venezuela y El Nacional
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