Juan Carlos Monzant, de 29 años, vivía en Ecuador y decidió migrar a EE. UU. donde vive un hermano, pero era hipertenso y asmático, por lo que subiendo una loma, su cuerpo no aguantó y sufrió un infarto
La familia de Juan Carlos Monzant, está devastada por el dolor. Y es que el zuliano de 29 murió de un infarto cuando transitaba por la loma La Llorona, en en la selva del Darién, el pasado lunes 15 de julio.
Eduardo Gutiérrez, primo de la víctima, informó que su cuerpo tuvo que ser sepultado en plena selva, ante la imposibilidad de sus allegados de conseguir que lo trasladaran, aunque sea a un pueblo cercano.
Según versión del diario La Verdad, Gutiérrez relató que “no tenían los equipos y las herramientas necesarias. Mi primo estaba muy gordo y pesaba mucho”.
Dijo que desde el deceso, los familiares se activaron en redes sociales para lograr que las autoridades panameñas rescataran el cuerpo y posteriormente lo repatriaran a Sabaneta de Palmas, en el municipio Miranda del estado Zulia, donde nació. Sin embargo, nadie respondió.
“Al parecer, Alfredo (quien viajaba con la víctima) cuando llegó a Migración le dio miedo quedarse a ver qué se podía hacer (con el cuerpo de Juan Carlos), porque él quedó solo y los demás migrantes iban a agarrar el bus para Panamá. Es triste, porque ahora no se sabe dónde fue sepultado por los indígenas. Se perdieron las esperanzas de darle un entierro digno a mi primo”, contó el familiar al diario.
“Sus padres están inconsolables. No van a viajar al lugar del incidente, porque no están bien. Además del dolor por la pérdida de su hijo, no cuentan con los recursos económicos. Esto es muy lamentable, es una tragedia”, lamentó.
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El viaje y un sueño frustrado
Juan Carlos Monzant partió junto a su primo Alfredo Delgado hace 15 días, desde Ecuador con destino a Estados Unidos, pero un infarto lo sorprendió cuando trataba de pasar una de las lomas de la peligrosa selva panameña. Era hipertenso y asmático.
El joven inició sus estudios de Medicina en la Universidad del Zulia, pero que no terminó la carreta porque decidió migrar a Ecuador, donde vivió los últimos años, antes de aventurarse a pasar la inhóspita selva.
“Juan Carlos estaba soltero, era muy alegre, ocurrente y de buen corazón. Su sueño era llegar a Estados Unidos donde lo esperaba su hermano mayor. Él quería darle a su familia una mejor calidad de vida. Tenía muchas metas y sueños que no pudo cumplir”, acotó.