¿Qué mensaje quiere enviar Donald Trump con ataque en el mar Caribe? (+Análisis)
Disparar contra un barco sin reportes de arrestos o incautación detallada de la droga resulta poco común
El presidente de EE. UU., Donald Trump, hizo un despliegue mediático este martes con el ataque, en el mar Caribe, a una embarcación cargada de drogas, "procedentes de Venezuela", según sus propias palabras, el cual incluyó videos y fotos, enviando un mensaje.
Pero, ¿qué quiere decir Trump con estas operaciones? Este análisis del diario El Tiempo, de Bogotá, trata de explicarlo.
Lo habitual en operaciones antidrogas es interceptar las lanchas rápidas en altamar, detener a sus ocupantes y confiscar la carga para luego presentarla como evidencia en procesos judiciales.
La acción de “disparar contra un barco” sin reportes de arrestos o incautación detallada de la droga resulta poco común y, de confirmarse, marcaría un cambio de enfoque con importantes implicaciones legales y diplomáticas.
De hecho, especialistas recuerdan que Estados Unidos ha construido buena parte de su estrategia de lucha contra el narcotráfico marítimo en torno a la recolección de pruebas y la cooperación judicial con países productores o de tránsito.
Privarse de esas detenciones y del cargamento recuperado cambia el valor operativo de la misión y alimenta dudas sobre si el objetivo principal era realmente interrumpir una ruta de narcotráfico, enviar un mensaje político o de disuasión contra los carteles de la droga.
Además, el uso de fuerza letal en aguas internacionales abre un debate jurídico sobre el respeto a las convenciones marítimas y la proporcionalidad de la respuesta militar.
En contextos anteriores, la Guardia Costera y la Marina estadounidense han optado casi siempre por maniobras de persecución, abordaje y captura, antes que por el hundimiento de las embarcaciones.
Venezuela
Adicionalmente, el ataque se presenta en una coyuntura muy particular.
Hace pocas semanas, la Casa Blanca reveló sus planes de reforzar la presencia marítima en aguas del Caribe, con especial énfasis en la zona frente a las costas venezolanas.
Se trata de un despliegue significativo de buques de guerra, aviones de reconocimiento y miles de efectivos, bajo el argumento de combatir las amenazas de organizaciones criminales transnacionales.
Paralelamente, la administración republicana elevó el tono contra el mandatario venezolano Nicolás Maduro, aumentado la recompensa por su captura a 50 millones de dólares y catalogándolo como el jefe del cartel de los Soles, una organización narcotraficante que Estados Unidos designó como terrorista.
Eso, sumado al despliegue militar, ha desatado las especulaciones sobre si el objetivo final de Washington va más allá de la lucha contra el narcotráfico y tiene en su mira al presidente venezolano.
En Caracas, la reacción no se hizo esperar. Maduro denunció que Washington busca construir un “falso relato” en torno al narcotráfico para justificar una operación que, a su juicio, pretende derrocarlo.
El mandatario venezolano ordenó desplegar tropas a lo largo de la costa y reforzar la vigilancia en la frontera con Colombia. Además, instó a la población a sumarse a la milicia civil bolivariana para “defender la soberanía nacional frente a las amenazas imperiales”.
La tensión se enmarca en una larga disputa entre Washington y Caracas que lleva ya más de una década, pero que se intensificó desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero.
El nuevo episodio en el Caribe no solo eleva aún más la presión sobre Maduro, sino que aumenta los temores de una escalada militar en la región.
Pese a lo rimbombante del anuncio de Venezuela, y las implicaciones a futuro que pueda tener, la comparecencia de Trump frente a los medios tenía otro objetivo de gran trascendencia para la estructura de defensa del país: el traslado del Comando Espacial de Estados Unidos (US Space Command) de Colorado a Alabama.
La medida, explicó, busca reforzar las capacidades estratégicas de la nación en un contexto de creciente competencia militar con potencias como China y Rusia.
“Alabama ofrecerá las condiciones óptimas para el desarrollo de nuestras operaciones espaciales, con instalaciones de primera y un entorno favorable para nuestros hombres y mujeres en uniforme”, afirmó el presidente.
El cambio de sede ha sido objeto de debate en los últimos meses, pues distintos estados se disputaban la instalación de un comando que implica millonarias inversiones federales, miles de empleos directos y la posibilidad de convertirse en centro neurálgico de una de las áreas de mayor desarrollo tecnológico del Pentágono.
Con esta decisión, Alabama consolida su papel como enclave militar clave, sumando el Comando Espacial a su ya amplia red de bases y centros de investigación vinculados a la defensa.
Así mismo, un golpe contra Colorado, un estado de corte demócrata, al que el expresidente Joe Biden había asignado previamente la sede del Comando Espacial.
El contraste entre ambos anuncios -un operativo naval en el Caribe contra una lancha cargada de droga y la reubicación del Comando- refleja la amplitud de los frentes en los que Trump busca mostrar liderazgo.
En el plano internacional, intenta proyectar firmeza frente a regímenes adversarios como el de Maduro, a la vez que envía un mensaje a los carteles de la droga sobre la determinación de su gobierno de atacar sus rutas de tráfico.
En el interno, la mudanza del comando militar a Alabama representa una carta fuerte de política industrial y estratégica, con la que Trump busca reforzar su discurso de defensa nacional y creación de empleos.
La comparecencia de Trump ante los medios también fue vista desde otra perspectiva. Por un lado, una forma de hacer contra peso a los encuentros internacionales recientes entre otras potencias como Rusia, China, India y Corea del Norte, que buscan proyectar una agenda común que contrasta con los intereses de Washington en la región.
Al mismo tiempo, la puesta en escena permitió al presidente despejar rumores sobre su estado de salud, que habían circulado en días recientes, y mostrarse activo al frente de decisiones de seguridad nacional y de política militar.
“Un error”
Rebecca Bill Chavez, presidenta de Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional basado en Washington, cree que con el gran despliegue militar de EE.UU. en el Caribe "el riesgo de una escalada en el mar es real".
"Si es una operación antinarcóticos, no se parece a ninguna otra operación antinarcóticos que haya visto", dice Chavez, que fue subsecretaria de Defensa de EE.UU. para asuntos del Hemsiferio Occidental, a BBC Mundo.
Las operaciones antidrogas en el mar suelen buscar la interceptación de barcos sospechosos, ser dirigidas por oficiales de la Guardia Costera de EE.UU. con información de inteligencia, y realizarse junto con otros países mediante acuerdos bilaterales.
También se desconoce si Washington ha hecho consultas con la región para su misión en el Caribe.
Rubio emprendió el martes un viaje a México y Ecuador en el que está previsto que discuta temas de narcóticos y seguridad con autoridades de esos países.
Chavez cree que el gobierno de Trump sabe que una intervención militar unilateral en Venezuela "sería un grave error", porque encontraría la resistencia de grupos armados que compiten entre sí y carecería de apoyo popular dentro de EE. UU.
Una búsqueda de un cambio de gobierno en Venezuela impulsado por EE. UU. chocaría además algunas señales que ha dado la administración de Trump desde que asumió en enero.
Con información de El Tiempo y BBC
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