Ángel Acosta comenzó como modelo y se dio el lujo de ser la imagen de grandes firmas en el mundo de la moda
Aunque Ángel Acosta no nació en Venezuela, adoptó a este país como propio. Tierra a la que llegó a principios de la década de los 70 siendo apenas un niño.
Su porte lo llevó, primero, al modelaje. De ahí saltó a las tablas y luego a las pantallas de televisión.
En las pasarelas, dada su galanura no solo era buscado para catálogos y portadas. Esto lo llevó a ser, durante casi una década, la imagen de la pujante marca Rori.
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Su proyección lo llevó a vivir una temporada en Roma, donde no solo se codeó con lo mejor de la moda de ese país, sino que también tuvo oportunidad de viajar a París, Londres y Milán.
De regreso a Caracas, el teatro se le hizo suyo. De la mano de Levi Rosell debutó en las tablas y después se integró a Rajatabla, donde no solo se formó, sino que consolidó su carrera como actor.
Rafaela, una historia de Delia Fiallo, fue la primera telenovela donde tuvo oportunidad de proyectar su imagen de otra forma que no fuera modelo. Luego vendrían durante los años 80 más dramas, series y miniseries.
Dos producciones de época, junto a Amanda Gutiérrez, La dama de las camelias y 1810 lo convirtieron en el galán por excelencia de VTV. Luego estuvo en Venevisión y Rctv.
El cine lo tuvo como Antonio José de Sucre, bajo la dirección de Betty Kaplan y Por todo lo alto marcó su último trabajo ante las cámaras.
Volvió a La Palma, la isla canaria que lo vio nacer, y donde reside actualmente. Desde entonces estuvo un tiempo en un ir y venir. En 2010 sufrió un ACV del que pudo recuperarse.