Nació en Brasil, pero las noches caraqueñas la dieron a conocer. Ahora, Elisa Rego se dedica a la música pero desde otra óptica
Elisa Rego nació en Sao Paulo. En Brasil. Pero emigró junto a su familia siendo muy pequeña a Venezuela. Rápidamente, comenzó a destacar por su voz. Como la mayoría de los cantantes venezolanos antes del llamado “viernes negro” a ella le tocó cantar en las noches caraqueñas antes de conseguir la plataforma para trascender.
Y lo hizo bien en solitario o como la voz cantante de grupos como ES-3, una banda de rock underground que se convirtió en una de las más solicitadas de los sitios nocturnos de la Caracas de entonces. No solo interpretaba con ellos temas originales, sino que también hacía los cóvers del momento.
Así pasó el tiempo hasta que, con el empuje del viernes negro, y el auge de los cantautores venezolanos en ese momento, Elisa tuvo chance de iniciar su carrera en solitario. Su primer álbum no tardó mucho en salir. Llevaba su nombre y el sello de Sonográfica.
Aunque mantenía su imagen de rockera, el estilo acariciaba más al pop. Con temas como Libre de ti, la intérprete fue posicionando su nombre. Sin embargo, el tema que haría poner la vista sobre ella fue Blanco y Negro, que incluso se utilizó para Abigaíl. Una popular telenovela de Radio Caracas Televisión que protagonizaron Catherine Fulop y Fernando Carrillo.
Sonográfica exprimió ese disco, pues además de los sencillos mencionados, utilizó casi todos los demás para promover la carrera de la naciente solista.
Elisa Rego y su despegue
Los días en los cuales todavía la reconocían como la voz que animaba las noches de los comensales de costillas, en un restaurant de moda en la urbanización Las Mercedes, estaban por concluir. Rego terminó su contrato con Sonográfica y firmó con EMI Music, multinacional que no solo le prometió su proyección en Venezuela, sino también internacionalmente.
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En honor a la verdad, en el exterior no pasó mucho con ella, más allá de unas cuantas giras de promoción y uno que otro show. Pero en Venezuela, esa firma la ayudó, sin duda, a establecerse. De amor y deseo se llamó la producción más exitosa que hizo con la compañía. De eso hace ya 26 años y el tema Abismo de corazón todavía le reporta ganancias a Elisa Rego. No precisamente en regalías, porque la autoría es de Frank Quintero, sino en recuerdo y popularidad.
Se hizo un excelente video, de avanzada para la época, en la terraza de un alto edificio caraqueño donde ella puso a sonar su garganta, mientras la banda la acompañaba.
A partir de ahí, Rego dejó de ser una desconocida para quienes aún no la conocían. Y el rostro más allá de los cóvers en inglés y de Mecano.
La partida forzada
En 2012 Elisa Rego y su compañero de vida, Willie Croes, hicieron cuatro maletas y se fueron a Miami. La difícil situación que el mundo del entretenimiento venezolano vivía para ese entonces (y aún ahora) hizo que buscara otros horizontes. Fue por un viaje de tanteo y se quedó.
Allá tuvo que empezar a buscar opciones para seguir haciendo en lo que le gusta. Junto a Croes hizo un proyecto de trío que, hasta antes de que comenzara la pandemia, le permitió cantar en lugares de esa ciudad sin mucho problema.
Pero la aparición del coronavirus y sus consecuencias para la música hizo que se replanteara qué hacer. Si bien tiene su estudio, se ha dedicado a la docencia. Una opción que le ha permitido combinar cosas que le gustan.
En 2020, Elisa Rego volvió al mundo musical con el tema Cosas del corazón. Se trata de un experimento diferente a lo que, hasta ahora, tenía acostumbrado al público. Un bolero pop, como ella lo definió en ocasión del lanzamiento.
Este trabajo llegó once años después de Rockola, donde se dio la licencia de grabar clásicos como Tú sabes, de Estelita del Llano; Sombras, de Javier Solís y Mañana me iré, de los Ángeles Negros.
También tiene, de cuando en cuando, el proyecto Venezuela es mujer, donde comparte con sus colegas y paisanas Kiara, Karina y Diveana.