Surgió en las pasarelas del Miss Venezuela, donde no ganó pero supo sacarle provecho al momento. Una vida tranquila, con más de 15 telenovelas, y una famiia feliz
Como muchas jovencitas venezolanas, Scarlet Ortiz soñó con ser Miss Venezuela. Pero, también como muchas jovencitas que no lo logran; llegó mucho más lejos de lo que cualquier jovencita con la corona en la cabeza pudo.
Scarlet Ortiz participó en el Miss Venezuela 1992, un concurso del que salieron muchas figuras de la actuación. Curiosamente, ninguna de ellas fue quien ganó la corona. Vale decir que de esa edición, por ejemplo, salió Gaby Spanic, Natalia Streignard y Francis Gago. Ninguna, al igual que Scarlet, lograron convencer al jurado de que merecían ir al Miss Universo más que Milka Chulina; la ganadora.
En el caso de Scarlet la suerte en los medios de comunicación no le tardaría mucho tiempo en sonreír. Fue escogida para integrar el elenco venezolano de Nubeluz, un exitoso programa infantil peruano; el cual desde principio de los 90 vendió fantasía y belleza. Quienes pasaron por ese programa eran jovencitas espectaculares, con habilidades para el baile más que para el canto (doblaban) . Y, además, con “ángel” para los niños.
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Signado por la tragedia, Nubeluz quiso abrir una nueva etapa en Caracas. Sucedió poco después del suicidio de Mónica, una bellísima joven peruana, fundadora del programa. Además de lo terrible que siempre puede ser un episodio de quitarse la vida; estuvo marcado porque el espacio estaba, precisamente, en la cúspide del éxito.
Scarlet Ortiz y los nubecinos
Ya el equipo había visitado en una oportunidad Venezuela, debido, precisamente a eso. Televen, el canal que lo transmitía se asoció con la productora peruana y, para darle un nuevo aire, formaron el primer trío de animadoras con Scarlet Ortiz, Gaby Espino y Concetta Lo Dolce. La fórmula era similar a la de origen: tres jóvenes bellísimas; dos pelinegras y una rubia, capaces de lidiar con niños en el estudio al son de la música y el baile.
Le fue muy bien a Ortiz con los nubecinos; término que se utilizaba para llamar a los niños dentro del programa. Sin embargo, su idea de ser actriz la tenía entre ceja y ceja. En 1996, renunció al programa y comenzó a buscar oportunidades en dramáticos.
Fue así como llegó a Marte TV, donde junto a otro naciente talento masculino, Luis Fernández, potagonizó Llovizna. Para ese momento, la productora le hacía una fuerte competencia a los canales establecidos, Venevisión y Televen, en eso de hacer dramáticos. Y Scarlet supo sacarle partido.
Una historia rosa, propia a una imagen angelical, de niña buena, le calzó a la perfección. Esto le abriría el camino para lo que han sido la mayoría de sus papeles: normalmente representa a la buena de la trama. Sin embargo, le ha tocado también en dos oportunidades ser la antagonista. Como en el caso de su segunda producción, Niña Mimada, y de data más reciente, La Fan.
En más de 15 producciones su nombre ha aparecido en los créditos. Telenovelas venezolanas como Luisa Fernanda o Mis Tres Hermanas; y en internacionales como Betty, la fea, Secreto de amor o Trópico. Esta última en República Dominicana y donde compartió créditos con José Luis Rodríguez, “El Puma”.
La vida afuera
El salto internacional que dio en su carrera la llevó a Colombia, México, Perú y Miami, donde se estableció hace más de una década. Sin embargo, un poco después, Scarlet Ortiz regresó a Venezuela para estar al frente de Dulce Amargo, la primera telenovela adulta que hizo Televen en coproducción con Cadena trece. Este reencuentro con sus raíces la hicieron volver a pensar de regresar a trabajar a su país. Sin embargo, hasta el momento, no ha sido posible.
Durante su estancia en Miami, Scarlet Ortiz le dio la bienvenida a Brianna, su primogénita; producto de su relación de casi dos décadas con Yul Burkle. Ellos se conocieron justamente en un estudio de televisión y, desde ese momento, han sido inseparables.
Y así lo demuestran a cada rato ambos en sus redes. Donde además, Scarlet se mantiene en contacto con el público que la aclamó en la pantalla chica. Además, mantiene el ángel que la hizo resaltar en la pasarela de 1992; al igual que su larga y negra cabellera. Algo que se ha convertido en una de sus cartas de presentación. Además, una alimentación saludable y una rutina de ejercicios son su mejor ama.