El Mosad, el servicio de inteligencia exterior israelí, “se ha infiltrado en la cadena de suministro” de Hezbolá para provocar las explosiones
El Líbano seguía conmocionado este jueves por la ola de explosiones de dispositivos de miembros de Hezbolá, que dejaron 37 muertos en dos días.
Además de las 32 víctimas mortales, entre ellas dos niños, más de 3.000 personas resultaron heridas en las explosiones del martes y el miércoles, según cifras del Ministerio de Salud libanés.
El martes, las explosiones simultáneas de cientos de bíperes, un sistema de localización utilizado por el movimiento islamista proiraní, mataron a doce personas e hirieron a cerca de 2.800, dijo el Ministerio.
Al día siguiente, una segunda ola de explosiones “dirigidas a walkie-talkies” dejaron veinte muertos y más de 450 heridos, según la misma fuente.
Hezbolá anunció el jueves la muerte de 20 de sus miembros, fallecidos por las explosiones de sus walkie-talkies, atribuidas a Israel, según una fuente cercana a la milicia proiraní.
El líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, que no resultó herido en estos ataques, hará una intervención pública este jueves a las 17h00 (14h00 GMT).
Las explosiones de los últimos dos días son el “mayor golpe jamás asestado a la formación proiraní” por parte de Israel, según una fuente cercana a Hezbolá.
Por su lado, Israel no hizo comentarios.
Las explosiones se produjeron en todo el país, cuando los miembros de Hezbolá que llevaban los dispositivos estaban en casa, de compras o asistiendo a un funeral.
El ataque llega después de que Israel anunciara la extensión de sus objetivos de su actual guerra contra Hamás en la Franja de Gaza a su frontera norte con Líbano.
El objetivo es permitir el regreso de las personas desplazadas en el norte israelí por los enfrentamientos en la frontera.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo el miércoles que el “centro de gravedad” de la guerra se está moviendo “hacia el norte”, donde los disparos casi diarios entre el ejército y Hezbolá han provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas a ambos lados de la frontera.
“Estamos llevando a cabo nuestras tareas simultáneamente” en el norte y en el sur para “garantizar el regreso seguro de los habitantes del norte a sus hogares”, subrayó Gallant.
Desde que comenzó la guerra en Gaza, en octubre de 2023, Hezbolá abrió un frente en su frontera con Israel para apoyar a sus aliados de Hamás.
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Infiltración de Mosad
Según Charles Lister, un experto del Middle East Institute, el Mosad, el servicio de inteligencia exterior israelí, “se ha infiltrado en la cadena de suministro” de Hezbolá para provocar las explosiones.
Según una investigación preliminar de las autoridades libanesas, “los dispositivos estaban preprogramados para explotar y contenían materiales explosivos colocados junto a la batería”, dijo a la AFP un funcionario de seguridad libanés.
La Unión Europea condenó los “ataques” a los buscapersonas, la ONU deploró una “escalada extremadamente inquietante” y Washington advirtió del peligro de una “escalada”.
Por su parte el ministro de Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, acusó a “Israel de expandir la guerra a Líbano” .
En el frente diplomático, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pidió a Israel y Hamás “voluntad política” para alcanzar un acuerdo de alto el fuego, después de meses de negociaciones infructuosas.
El 7 de octubre de 2023, un ataque de comandos islamistas de Hamás en el sur de Israel dejó 1.205 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP hecho a partir datos oficiales israelíes. Este recuento incluye a los rehenes muertos o abatidos durante su cautiverio en Gaza.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
Los bombardeos y operaciones terrestres israelíes destruyeron la Franja de Gaza y provocaron la muerte de al menos 41.272 palestinos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás, y que la ONU considera fiables.