“La fe mueve montañas”. Dígame, ¿cuántas veces no han salido de su boca esas palabras? Es la forma más rutinaria de salirle al paso al pesimismo. Es un recurso espiritual para sobreponernos a una frustración o el bastón en el que nos apoyamos para mantenernos en pie de lucha, en medio de grandes adversidades.
Lo que aconteció en Venezuela y fuera de ella, en otras 81 ciudades del mundo, ha sido realmente sensacional.
Ha sido la propia ciudadanía la encargada de revertir esa corriente de opinión manipulada que pretendía imponer una narrativa falsa, pronosticando que “las primarias no serían posible de realizar”. Pues bien, se hicieron y ¡de qué manera!
Millones de ciudadanos se echaron a las calles a concretar un evento que está dando de qué hablar en todas partes del mundo.
¿Y por qué? Porque se demostró que sí era posible organizar ese acto electoral desde la base de la propia ciudadanía.
Porque fue posible contar en las comunidades con mujeres y hombres preparados y dispuestos a poner en marcha consultas populares sin depender de instancias controladas por el régimen venezolano.
Porque fue posible realizar los ciclos de votación y de escrutinio sin estar supeditados a maquinitas electrónicas y ver desfilar, en cada centro de votación, a centenares de miles de votantes, sin que fuera menester la custodia de efectivos militares.
Ha sido una jornada con resultados reconfortantes porque todo el proyecto de las elecciones primarias avanzaba en sentido opuesto. No era poca cosa el poderío comunicacional de los que estaban complotando, repitiendo una y otra vez, que “las primarias no van, salvo que se rindan ante el Consejo Nacional Electoral”.
Amenazaban con dictar medidas judiciales desde el TSJ, para impedir que lo que afortunadamente se hizo posible el 22 de octubre, no pasara de una vaga ilusión. Se jactaban de proclamar, en tono burlón, “no te vistas que no vas”, refiriéndose, mordazmente, a María Corina. Y ocurrió todo lo contrario: María Corina participó y ganó. ¡Y qué manera de triunfar!
Otro punto no menos relevante, fue otro pronóstico fatalista también desmontado. Se regodeaban los acólitos del régimen y los bufones del alacranado, vociferando que “María Corina no sería reconocida por otros factores de la Plataforma Unitaria”.
Pues también se hizo posible el coro de voces acopladas, diciéndole al país y al mundo que “María Corina es la ganadora, en buena lid, y en consecuencia la abanderada de todos para los comicios de 2024”.
Ahora hay un liderazgo definido, también una estrategia compartida y un objetivo común: avanzar hasta el final para realizar las elecciones presidenciales libres, con María Corina a la cabeza!