El capitán fue víctima de torturas y tratos crueles que incluyeron cortadas, quemaduras y huesos fracturados por aplastamiento
Walesca Pérez de Acosta, esposa del capitán Rafael Acosta Arévalo, detenido, torturado y posteriormente asesinado mientras se encontraba en los calabozos del régimen, exigió que se haga justicia y que los culpables de este hecho sean realmente castigados.
En una carta pública, Pérez de Acosta pidió “a todos los países que conforman y suscriben todos los Tratados y
Estatutos que defienden los Derechos Naturales del hombre, para que condenen, sanciones y penalicen a toda la estructura criminal responsable de la tortura y asesinato de mi esposo”.
A continuación la carta