lunes, diciembre 2, 2024

Ajo: los beneficios de comerlo crudo

Son muchos los mitos y verdades sobre el ajo, lo cierto es que para tu cuerpo tiene beneficios comprobados, deja de lado que su olor es horrible y cómelo crudo

Se afirma que el ajo es nutritivo, combate el colesterol, favorece el sistema inmunitario, reduce la presión sanguínea, es antiinflamatorio, evita el resfriado, disminuye los síntomas de asma y que es bueno, incluso para el cáncer.

¿Qué hay de cierto?

Comer ajo crudo no tiene contradicciones importantes en dosis normales, excepto para quienes tienen irritación de estómago o alergia.

Tal vez te han recomendado comerlo en ayunas y más allá de quedar con un particular aliento, no te hará ningún daño; aunque tampoco te libraras de todas tus dolencias.

Para beneficiarse de la mayor parte de sus virtudes es necesario que lo tomes crudo. Cuando alcanza una temperatura superior a 45 grados muchas de ellas desaparecen como por arte de magia.

Existe toda una cultura del ajo que viene de muchas sociedades distintas y tiene miles de años de antigüedad.

También son numerosos los científicos que se han dedicado a estudiarlo para corroborar si tiene tantas propiedades curativas como se cree (entre ellos el propio Pasteur).

Y aunque parece que existe una base científica para pensar que sus componentes tienen muchas propiedades.

Según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integradora de Estados Unidos, no muchas son irrefutablemente concluyentes y es preciso seguir investigando.

 Además se advierte que puede contrarrestar el efecto de medicamentos para la circulación sanguínea (es un potente anticoagulante).

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Así debes comerlo

Comer ajo en ayunas tiene los mismos efectos tomado a cualquier hora del día, pero no sirve de mucho si se traga entero. 

Lo correcto es que lo machaques o lo cortes en finas láminas y, si quieres suavizar un poco el sabor, mézclalo con aceite de oliva, de lino, nuez o coco.

Algunos de sus principios activos se encuentran en los extractos que se venden en tiendas naturistas y herbolarios, pero los efectos son distintos según la forma que escojas injerirlo.

Contiene de todo para que puedas subsistir

Ser una especie tan particular se debe a sus principios activos.

De hecho, se considera que tiene rastros de prácticamente todo lo que se necesita para subsistir, aunque en cantidades ínfimas. Y sin apenas calorías, sólo 42, además de 1,8 gramos de proteínas y 9 de hidratos de carbono.

Te explicamos cuáles son:

Alicina: es muy volátil y su efecto tan inmediato que en apenas segundos llega a los pulmones, por eso se considera apropiado para tratar infecciones respiratorias.

Sulfóxidos: entre ellos la aliína, que son los que le proporcionan sus característicos olor y sabor, entran en el organismo a través del tracto digestivo y según los expertos tienen un potente efecto biológico.

Nutritivo: unos 28 gramos contienen un 23% de manganeso, 17% de vitamina B6, 15% de vitamina C, 6% de selenio y unos 0,6 gramos de fibra, además de considerables cantidades de calcio, cobre, potasio, fósforo, hierro y vitamina V1.

Beneficios que te encantarán

Estos son algunos de los muchos beneficios de comer ajo crudo según los partidarios de este remedio casero, respaldados por estudios científicos, pero aún con mucho por descubrir y definir.

En muchos casos no se han establecido ni las dosis que serían adecuadas, ni la frecuencia o si pueden tener efectos secundarios o nocivos.

Antibiótico

La actividad antibacteriana del ajo se debe a la alicina y se considera que el científico francés Louis Pasteur fue el primero en atribuirle esa propiedad en 1858.

Más recientemente algunos estudios afirman que puede ser efectivo contra numerosas bacterias como la salmonela y la escherichia-coli.

Se ha estudiado también los efectos positivos para la flora microbiana de la placa dental.

Antifúngico

Son muchos los hongos sensibles al ajo. Parece que los extractos de esa planta son capaces de reducir la necesidad de oxígeno de algunos de estos organismos, lo que ralentiza su crecimiento e inhibe la síntesis de lípidos, proteínas y ácidos nucleicos.

Sus extractos se usan en determinados lugares para controlar plagas en zonas agrícolas porque se cree efectivo como los insecticidas y mucho menos dañino.

Antivirus

¿Ajo contra la gripe? ¡sí! En investigaciones in vitro se ha establecido que tiene alguna actividad contra el refriado, pero no se ha podido demostrar al 100% su eficacia para evitarlos.

Un estudio realizado a lo largo de 12 meses reveló, por ejemplo, que quienes tomaban un suplemento de ese vegetal tenían un 63% menos de resfriados que los que habían tomado un placebo y también se reducían los días de enfermedad en un 70%.

Colesterol

En la mayoría de estudios que han dado como resultado la reducción del colesterol, había que consumir entre medio y un gramo al día.

Parece que depende mucho de la dosis y que cuando más ajo se come, más disminuye el nivel de colesterol.

Pero se ha constatado que a la larga deja de funcionar. Y no está muy claro qué formato de ajo, si en polvo, extracto, aceite o tabletas es el más efectivo.

Presión sanguínea

Al parecer el sulfuro que contiene este vegetal estimula la producción de ácido nítrico en las venas, lo que relaja y mejora su elasticidad y permite un paso más fluido de la sangre.

Según un estudio publicado por el Diario Europeo de Nutrición Clínica, los sujetos que lograron una significante reducción de la presión sanguínea habían tomado entre 480 y 960 mg de ajo (un diente pesa unos 2 gramos).

Algunos expertos aconsejan tomar un diente o dos en ayunas durante algunos días o semanas según las necesidades. 

Otros aumentan la dosis hasta no menos de cuatro dientes de ajo diarios para que el resultado sea significativo.

Pero advierten de que nunca debe tomarse como sustituto de ningún fármaco en caso de sufrir de tensión alta.

Antioxidante

Un artículo publicado en el Journal of Nutrition de la Sociedad Americana de Nutrición, asegura que los extractos de ajo contienen antioxidantes que prevén enfermedades degenerativas.

Por eso puede tener efectos paliativos en dolencias relacionadas con el envejecimiento, como la demencia y el Alzheimer. Aunque también en este caso, para notar sus beneficios habría que comer considerables cantidades.

Antitóxico

En dosis elevadas, los sulfóxidos del ajo son una barrera contra la toxicidad de los metales pesados. En este aspecto se han realizado estudios, entre ellos uno en una planta de procesado de baterías de carro en la que se pudo comprobar que el ajo ayudaba a reducir los niveles de plomo en la sangre en un 19%.

También evitaba o reducía síntomas de intoxicación por esos metales como el dolor de cabeza y la presión sanguínea alta.

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