Detrás de un arma cegando vidas por contratos andan venezolanos y colombianos azotando en la capital colombiana
En un preocupante panorama delictivo, la ciudad de Bogotá enfrenta un crecimiento alarmante del sicariato.
Los delincuentes extranjeros desconocen el nivel de los criminales colombianos, que compiten en un mercado violento y peligroso.
Expertos advierten que la contratación por parte de organizaciones ilegales ha aumentado significativamente, dificultando su contención.
La periodista Jazmín Velasco se adentra en este mundo oscuro al entrevistar a un condenado por delitos de hurto y extorsión agravada, en un intento por comprender cómo jóvenes como él caen en la violencia que aterroriza a la capital.
A través de amenazas inquietantes y videos impactantes, se exponen los crímenes diarios que se suceden en las calles de Bogotá. Bosa y Kennedy, junto con otras localidades, se han convertido en campos de batalla del sicariato.
En estas áreas, bandas criminales y estructuras delictivas luchan por el control territorial y el poder económico.
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El miedo y la violencia homicida se han disparado, y es preocupante la falta de una respuesta firme y mensajes claros por parte de las autoridades para garantizar la seguridad en la ciudad.
La falta de conciencia sobre el alto nivel de criminalidad en Colombia lleva a confrontaciones mortales entre delincuentes extranjeros y locales.
Además, la opinión pública tiende a culpar a los forasteros de los problemas internos, lo cual complica aún más la situación.
Los sicariatos, ejecutados en espacios públicos y concurridos, buscan no solo asesinar, sino también enviar un mensaje de poder y control entre las bandas delictivas.
La extorsión y el miedo se convierten en moneda de cambio en este oscuro submundo.
Abordar el sicariato requiere una estrategia integral que vaya más allá de los operativos policiales.
Es fundamental reconocer la profesionalización de las bandas multicrimen que operan en Bogotá y la necesidad de una respuesta efectiva del poder judicial para evitar la impunidad y la reincidencia.
Bogotá se enfrenta a una escalada alarmante de violencia en el sicariato. La competencia entre delincuentes locales y extranjeros, la falta de una respuesta contundente de las autoridades y la urgencia de una estrategia integral plantean un desafío difícil de superar. La ciudadanía espera medidas efectivas para frenar esta creciente amenaza y recuperar la seguridad perdida.
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