Evitar la proliferación de bacterias, irritaciones en las encías y una buena higiene bucal son algunos de los beneficios de cambiar el cepillo de dientes en el tiempo adecuado
Cepillarse los dientes es una de las rutinas de higiene personal más importante ya que nos garantiza la salud bucal, por lo que debemos prestar mucha atención a la manera como nos cepillamos, la frecuencia y por cuanto tiempo usamos el cepillo.
La calidad y el estado de su cepillo de dientes son vitales para garantizar una correcta higiene bucal y según la Asociación Dental Americana, el cepillo de dientes se debe cambiar cada tres o cuatro meses.
Hay unas recomendaciones básicas que debemos como: cambiar el cepillo de dientes cada tres o cuatro meses, enjuagarlo después de cada uso, colocarlo en posición vertical y no compartirlo ni cubrirlo con una tapa para evitar la concentración de bacterias.
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El cepillo de dientes se debe cambiar cada 3 meses
También se puede cambiar antes en caso de que las cerdas se desgasten o si ha estado enfermo recientemente.
Una de las razones por las cuales hay que cambiar el cepillo de dientes es que cuando están desgastados pueden ser menos efectivos para limpiar los dientes y las encías. Esto trae como consecuencia que aumenta el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
Mientras que las cerdas gastadas pueden dañar el esmalte dental y las encías ocasionando mayor sensibilidad y dolor.
Dentro de las recomendaciones para garantizar la higiene del cepillo de dientes destacan:
- Enjuagar el cepillo de dientes después de cada uso para eliminar cualquier resto la pasta usada y restos de comida
- Colocar el cepillo de dientes en posición vertical para que se seque y evitar la proliferación de bacterias
- El uso del cepillo de dientes es individual, por lo que no se debe compartir con nadie más para evitar enfermedades.
- Evitar cubrir el cepillo de dientes con una tapa, ya que esto contribuye al crecimiento de gérmenes y bacterias
- Cambiar el cepillo de dientes luego de un resfriado o gripe, para evitar que las bacterias y virus en las cerdas del cepillo reinfesten al usuario.