El incidente de los uniformados, que no se repetía en más de 20 año de vida democrática, se registra en medio de turbulencias en la economía, por la escasez de dólares que provoca reclamos en el comercio importador y de combustibles que enfada a sindicatos de transporte de carga
El presidente de Bolivia, Luis Arce, encara su peor crisis tras el fallido golpe de Estado que elevó aún más la tensión en el país, agobiado por la falta de dólares y combustible.
Arce, de 60 años y en el poder desde 2020, estuvo el miércoles bajo el asedio de militares con tanques que trataron de irrumpir en el palacio presidencial, donde se encontraba el mandatario cuando estalló la sublevación.
Incluso, uno de los carros de combate intentó derribar la puerta, por donde luego ingresó caminando el general Juan José Zúñiga, cabecilla del fallido movimiento.
Las tropas sublevadas se apostaron frente a la sede de gobierno, en pleno centro de La Paz, antes de replegarse, resela la AFP.
Zúñiga también abandonó el lugar, tras lo cual fue detenido y presentado en un cuartel de la policía, junto al comandante general de la Armada Boliviana (Marina), el vicealmirante Juan Arnez Salvador.
Ambos son acusados por la fiscalía por los delitos de terrorismo y alzamiento armado.
Después de varias horas se apaciguó el temporal, con el retorno de los uniformados a sus cuarteles y la detención de los dos jerarcas castrenses.
En las últimas horas, Palacio de Gobierno difundió una conversación entre Arce y Zúñiga en las puertas de la casona presidencial, rodeados de militares.
Arce la increpa: “yo soy su capitán (general), vuelva tras sus órdenes y lleve a toda la policía militar a sus cuarteles (…) repliegue a todas estas fuerzas en este momento, general. Es una orden general, ¿no me va a hacer caso?”. Luego Zúñiga respondió con un tajante “no”.
Arce, desde su cuenta en la red social X, dijo la noche del miércoles: “¡Vamos a defender la democracia y la voluntad del pueblo boliviano, cueste lo que cueste!”.
Agradeció a los países “que han condenado de manera enérgica y se han pronunciado en favor de la democracia boliviana, ante el intento de golpe de Estado a nuestro gobierno”.
Los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) condenaron con energía la intentona golpista.
El gobierno de Estados Unidos llamó “a la calma” y aseguró que “está siguiendo de cerca la situación”.
Rusia también condenó el intento de golpe y manifestó su “apoyo total e indefectible” al presidente Arce.
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Crisis económica y peleas políticas
El incidente de los uniformados, que no se repetía en más de 20 año de vida democrática, se registra en medio de turbulencias en la economía, por la escasez de dólares que provoca reclamos en el comercio importador y de combustibles que enfada a sindicatos de transporte de carga.
El mismo Arce dijo en las redes sociales: “los bolivianos necesitamos trabajar para sacar adelante al país” y no sublevaciones que “dañan la imagen de la democracia boliviana a nivel internacional y generan incertidumbre innecesaria”.
Como telón de fondo también está la disputa entre Arce y su mentor político, el expresidente Evo Morales (2006-2019), por la candidatura para las próximas elecciones generales de 2025, por un periodo de cinco años.
Zúñiga se sumó a las peleas políticas, tras expresar el lunes su firme oposición al eventual retorno al poder de Morales, quien se disputa con Arce el liderazgo del partido oficialista.
En una entrevista el lunes con un canal de televisión, incluso aseguró que detendría a Morales si insistía en postularse a la presidencia el próximo año.
“Un sainete”
Empero las dudas sobre la seriedad del movimiento militar comenzó a surgir tras la detención del general Zúñiga.
El mismo militar reveló poco antes de ser conducido a una celda policial que el movimiento de militares fue acordado con el gobernante Arce el pasado día domingo, pues -dijo- él le propuso “preparar algo para levantar su popularidad” en medio de una situación “jodida” en el país, sin dar más detalles.
“Es absolutamente falso y son cosas que me resultan inconcebibles”, respondió horas después la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, brazo derecho de Arce.
El exmandatario centrista Carlos Mesa (2003-2005) indicó en la red X que la movilización militar “se parece a un sainete”.
Recordó la acusación de Zúñiga de un preacuerdo con Arce y demandó una investigación para que se aclare todo lo que sucedido.