domingo, octubre 13, 2024

Con la reapertura de la frontera: ¿Grupos irregulares se mudan de las trochas a los puentes?

Alicia De La Rosa
@aliciadelarosa

Simbólica o no la reapertura de la frontera tiene en expectativa a los ciudadanos de ambos países, no sólo por las implicaciones económicas, sino también porque será un zarpazo a las actividades ilícitas y violencia de los grupos irregulares. ¿Cómo Gustavo Petro y Nicolás Maduro lograrán la paz en zonas gobernadas por la violencia?

La reapertura de la frontera y la reactivación de las relaciones entre Colombia y Venezuela son un hecho. Ya está claro que ambos procesos serán beneficiosos para reactivar el comercio que quedó en el limbo desde 2019.

Pero hay un detalle de gran envergadura que afea el panorama: la violencia, la protección de grupos irregulares y las actividades ilícitas.

Algunos analistas y expertos en la materia aseguran que es necesario “negociar con los grupos irregulares” y que los grandes perdedores de este tan esperado suceso son precisamente la guerrilla porque “la formalidad del comercio les va a quitar terreno que se disputan dentro de la ilegalidad”.

Grupos irregulares como las Farc, el ELN, operan en la frontera. Foto: Cortesía

Otros, por el contrario, dicen que lo que sucederá “es una mudanza de la violencia de las trochas ilegales a los puentes”.

Mientras, los ciudadanos de Colombia y Venezuela que conviven a lo largo de esos 2.219 kilómetros de frontera tienen la esperanza de reanudar no sólo el desarrollo económico, sino la vida cultural, social e histórica de ambos países.

7 años y una promesa electoral

Desde agosto del año 2015 la frontera de Norte de Santander permanece cerrada para el paso de vehículos por decisión de la administración de Nicolás Maduro, quien para ese momento expulsó a 20 mil colombianos de su territorio, la mayoría del estado Táchira.

Posteriormente, el 23 de febrero de 2019, Maduro rompió relaciones diplomáticas con el Gobierno de Iván Duque, y desde entonces, las pérdidas económicas y de empleos han sido muy grandes en las zonas fronterizas de La Guajira, Arauca y Norte de Santander.

La reapertura de la frontera fue una promesa electoral de Petro. Foto: Cortesía

Según los analistas, la normalización de relaciones y la reapertura impulsarían el intercambio comercial, que rozó los US$ 7.200 millones en 2008 y que se vino a pique con el cierre parcial de la frontera en 2015 y total en 2019, reseñó El Espectador.

La Cámara Colombo-Venezolana maneja proyecciones de US$ 800 millones a US$ 1.200 millones en 2022, luego de que el año pasado la cifra bordeara los US $400 millones.

El pasado mes de agosto, durante la toma de posesión del nuevo Gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro prometió restablecer relaciones diplomáticas con el vecino país.

Desde el 7 de agosto hasta este 25 de septiembre se completan todos los pasos -obstáculos van y vienen- para la tan esperada reapertura que será este lunes 26 de septiembre.

Pero, ¿Cómo Gustavo Petro y Nicolás Maduro resolverán el tema de la violencia y las zonas gobernadas por grupos irregulares? Todo el desarrollo de esta zona pasa por la paz y eso pareciera estar muy lejos del panorama.

¿Negociar con los irregulares?

El analista político Johel Orta es de la teoría que la reapertura de la frontera pasa principalmente por “negociar con los grupos irregulares”.

Explica que es una realidad que no se puede eludir. “Hay que actuar con mucho pragmatismo en esta materia, hay que buscar la pacificación de esos grupos irregulares para también evitar los delitos fronterizos”.

“Ambos gobiernos tienen que ampliar el Tratado de Paz firmado en La Habana, Cuba, para que los grupos que aún no han entrado a la legalidad política en Colombia lo hagan de una buena vez”, dijo en entrevista exclusiva a Impacto Venezuela.

Los perdedores

El escenario para Juan Carlos Garmendia Mora, docente de la Escuela de Negocios, Gestión y Sostenibilidad del Politécnico Grancolombiano, es optimista.

Considera que los grandes perdedores de la reapertura “son estos grupos irregulares que controlan el paso fronterizo de mercancías”.

También agrega en la lista a los cuerpos de seguridad del estado venezolano que cobran “coimas” para el paso de los productos en las carreteras del hermano país.

Van 7 años de cierres parciales y totales en la frontera. Foto: Cortesía

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“Toda la ilegalidad tiene que ser combatida por ambos gobiernos. Las reuniones bilaterales que ya se han dado en los gremios comerciales, industriales y aduaneros para preparar esa reactivación han tocado el tema a fondo”, dijo Garmendia Mora a la revista Semana, quien espera exista una solución a largo plazo para la paz en la zona limítrofe.

Mudanza de un lado a otro

Para la presidenta regional de Primero Justicia en el estado Táchira, Karim Vera, la complejidad de la frontera, la violencia y el “abrigo y refugio” que le ha dado la administración de Nicolás Maduro a estos grupos al margen de la ley, “será muy complicada la reapertura”.

Duda de las negociaciones, porque estos grupos no van a perder todo el terreno que han ganado para seguir en sus actividades ilícitas.  

“Ellos tienen el control de toda esa zona del lado colombiano y no hemos visto ningún tipo de actuación positiva que vaya en pro de la desmovilización de esos grupos allí apostados (…) Allí lo que va a ocurrir es una mudanza de los grupos irregulares de las trochas ilegales a los puentes entre ambos países”.

¿Quiénes son los grupos irregulares?

Según el Observatorio de Derechos Humanos de la Fundación Progresar, a lo largo de los 222 kilómetros de la frontera en Norte de Santander se han identificado al menos diez estructuras ilegales activas.

En Colombia se preparan para la reapertura. Foto: Cortesía

En las zonas selváticas, en el Alto Catatumbo se encuentran las disidencias de las FARC, en el Catatumbo Medio el ELN, y en el Bajo Catatumbo el EPL. En tanto, las regiones urbanas son controladas por paramilitares.

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En la frontera con Villa del Rosario operan dos bandas conocidas como Los Cebolleros y Los Canelones; en La Parada, el Clan del Golfo y Los Urabeños; en el Corregimiento San Faustino y La Mulata (caserío del lado venezolano), las llamadas Autodefensas Gaitanistas.

En una parte de Ureña, bandas locales como La Línea, y desde Ureña hasta Puerto Santander señorean Los Rastrojos, reseña el portal DW.

Las cosas buenas…

De lo malo también se rescatan cosas buenas para ambos países. Karim Vera dice que si sucede la reapertura, “traerá mucho provecho para el intercambio comercial, pero sobre todo del lado colombiano que ha venido desarrollando su infraestructura industrial y comercial para estos fines”.

Sin embargo, asegura que del lado venezolano “estaríamos en profunda desventaja ya que no tenemos ni la infraestructura vial, ni los servicios, ni las almacenadoras aduaneras reactivada para todo lo que viene”.

Johel Orta coincide y dice que será de “gran beneficio”, especialmente para los ciudadanos que conviven en la frontera. “Hay un comercio superior a los 4 mil millones de dólares anuales y es imperativo restablecer estas relaciones”.

Ya las cartas están echadas. El camino será complicado, pero todo indica que Venezuela y Colombia inician una nueva etapa en sus relaciones. Los ciudadanos de frontera se preparan y esperan con ansias este momento…

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