La Vinotinto ha dejado huella en este comienzo del camino mundialista, no solo por su sorpresiva actuación, sino por el altercado que libró en Lima por la xenofobia y discrimianción
El martes se vio, quizá, una de las conductas extradeportivas más injusta en los últimos tiempos, por las cuales aún se espera que la FIFA se pronuncie y emita correctivos que acarreen sanciones, en este caso sería para la selección de Perú.
Venezuela viajó el lunes a Lima, la capital de Perú, un país que debido a la crisis ha albergado a millones de venezolanos, quienes se instalaron en esas tierras en busca de un futuro mejor. Esta situación no ha sido bien recibida por los peruanos y así lo ratificaron en esos días, con la presencia de La Vinotinto.
La aparición de cientos de hinchas en las afueras del hotel, con la llegada de los jugadores, vislumbraba un partido bonito y lleno de color, que fue empañado por unas medidas antideportivas por parte de las autoridades de ese país.
Nunca antes, en ningún partido se había visto que se hiciera un control migratorio, justo lo que hizo Perú ese día, cuando su selección se enfrentaba a una Venezuela sorpresiva y aguerrida que lleva seis jornadas y se ocupa en el cuarto lugar de la clasificación al Mundial 2026.
El papel del combinado que dirige Fernando ‘Bocha’ Batista ha hecho soñar a los venezolanos quienes se han aferrado a la frase “Mano tengo fe” en cada partido de este recorrido que culmina en el 2025.
Esto ha significado un apoyo impresionante que se ha valido de que muchos venezolanos estén regados por distintos países del continente para acompañar a su selección en estas fechas importantes, en las que han sumado importantes puntos en su intento de clasificar por primera vez a un Mundial.
Por supuesto, esto ha creado resquemor en otras hinchadas, en estos estadios y en otras selecciones, como es el caso de Perú, un país que apenas lleva dos puntos en la tabla de puntajes, y que se ha caracterizado por reprochar la llegada masiva de connacionales a su país.
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Xenofobia contra hinchas y jugadores
Este conflicto social se trasladó a las canchas el 21 de noviembre de 2023, cuando se vieron una serie de conductas para nada respetable, sobre todo, por parte de policías nacionales, quienes, entre otras cosas, amedrentaron a los hinchas venezolanos.
Lamentablemente, el episodio no termina allí, además de los videos que se difundieron luego del juego, evidenciando estas conductas en las gradas. Los jugadores del combinado nacional también fueron víctimas de estos comportamientos.
Al finalizar el partido, Nahuel Ferraresi sufrió la represión de un funcionario policial, cuando se pretendía acercar a los fanáticos para lanzarle su camiseta, al igual que lo habían hecho segundos antes, Salomón Rondón y Roberto Rosales.
Esto generó una pequeña trifulca, entre jugadores que reclamaban y policías peruanos que alegaban “cumplir con su deber”. Por supuesto, se desató la indignación de aquellos que presenciaban lo ocurrido, así como la de los que estaban viendo las acciones a través de la televisión o redes sociales.
Para muchos eran actos inéditos de discriminación y xenofobia, lo que se estaba cometiendo desde los hinchas hasta los jugadores profesionales de fútbol.
Lo que más llama la atención es la razón de esta actuación, cuando es completamente normal que un jugador se acerque a su hinchada para agradecerles el acompañamiento y en retribución aplaudirles o como lo hicieron Rondón y compañía, aventarles las camisetas que utilizaron en el partido.
Es aquí cuando surge la interrogante. ¿Estas acciones ocurren contra ellos solo por ser venezolanos?
¿Qué acciones puede tomar la FIFA?
Por eso, muchas personas solicitan un pronunciamiento por parte de la FIFA y que tomen las medidas correspondientes.
Sin embargo, a varios días de que ocurrieron estas situaciones irregulares, este ente que rige las competiciones de fútbol y están encargados de las eliminatorias mundialistas, no han emitido siquiera un comunicado, a pesar de que en reiteradas oportunidades han destacado que están comprometidos por hacer un freno a la discriminación que se ha visto en partidos de fútbol.
Hasta el momento han lidiado con comportamientos inadecuados por parte de hinchas y no por parte de policías que se desplieguen por parte de la federación organizadora, como es el caso, la de Perú.
Normalmente, han sancionado con dinero a equipos involucrados a lo largo de los años, como ocurrió en el camino mundialista de Rusia 2018 cuando multaron a México, Perú, Argentina, Chile y Uruguay por actos discriminatorios por parte de sus hinchas en varios encuentros.
“La FIFA lleva muchos años luchando contra la discriminación en el fútbol, en parte, mediante la imposición de sanciones”, afirmó en ese momento Claudio Sulser, presidente de la Comisión Disciplinaria de la FIFA.
Por eso, muchos de los aficionados esperan que se pronuncien y emitan severos correctivos para que estas conductas no vuelvan a ocurrir en ninguno de los partidos siguientes, y menos que estén vinculados a la xenofobia.
Sin embargo, la opinión pública asegura que las sanciones pueden trasladarse a lo deportivo y afectar gravemente el puntaje que tiene una Perú en terapia intensiva que solo ha conseguido dos puntos en seis partidos.
Pero hasta que la FIFA no se pronuncie, todo esto son deducciones y suposiciones, basándose en experiencias previas en otros partidos que hayan ocurrido situaciones irregulares alejadas de lo deportivo.
Un conflicto civil que se trasladó a lo deportivo
Lo que se vio en el Perú-Venezuela, fue solo un reflejo de lo que los venezolanos viven a diario en las calles de este país, que ha manifestado su descontento, por la llegada de muchos migrantes en los últimos años.
Aunque si se reconoce, que, lamentablemente, una gran parte ha cometido actos delictivos, hay que destacar que ese no es el comportamiento que define a todos los venezolanos que decidieron emprender un camino alejado de sus raíces solo por buscar un mejor futuro que no pudieron encontrar en su país debido a la crisis generalizada que tiene ya 10 años.
La guerra de fútbol
Sin embargo, este no ha sido el único episodio de conflictos civiles que se ha trasladado al fútbol, uno de los más resaltantes fue el que ocurrió entre El Salvador y Honduras a finales de la década de 1960.
Casualmente, ambas selecciones se enfrentaron el 26 de junio de 1969 como parte de las eliminatorias para clasificar al mundial de 1970. Esta tensión se transformó en conflicto bélico el cual se denominó como “Guerra de fútbol” o “la guerra de las 100 horas”.
Aunque fue una guerra corta que solo duró cuatro días (14 al 18 de julio de 1969) hubo una gran tensión política en la que hasta utilizaron aviones de combate por parte de ambas naciones.
Los gobiernos aprovecharon esta escalada de tensión para orientar la atención de sus poblaciones al exterior, en vez de enfocarse en los conflictos políticos internos de ambos países.
Aseguran que los medios de comunicación jugaron un papel negativo y alentaron el odio entre hondureños y salvadoreños.
Por su parte, los conservadores en el poder en El Salvador temían que la expulsión de salvadoreños de Honduras causase tensiones sociales: más campesinos implicarían más presiones socioeconómicas en El Salvador, cosa que ocurrió.
Debido a la pasividad del gobierno hondureño ante el genocidio que cometía «La Mancha Brava» sobre los salvadoreños en Honduras, las autoridades de El Salvador decidieron intervenir militarmente en Honduras.
Mundial del 86
La disputa de territorios también ha sido motivo de conflictos y rivalidad que se han llevado a la cancha y ha terminado en trifulca, como fue el caso de la final de la Copa del Mundo de 1986 entre Argentina e Inglaterra, que tenían un conflicto externo por la guerra de las Malvinas (ganada por los británicos).
La tensión se vivía previo al encuentro que se celebró en México. Los hooligans (hinchas de Inglaterra caracterizados por su actitud radical) se enfrentaban a los hinchas argentinos, los barras bravas que también llevaban al extremo cualquier situación.
Por eso este choque fue bastante temido y tal como se esperaba, hubo conflicto en este partido en el que el conjunto Albiceleste conquistó el mundial de la mano de Diego Armando Maradona
Durante el partido se produjeron varios incidentes entre los hooligans y los barras, el más importante se desarrolló en los primeros minutos del segundo tiempo.
Pero los más graves sucedieron finalizado el partido, en las calles de la ciudad, y terminaron con heridos y 68 arrestos.
En fin, el deporte siempre será la visión social de lo que se esté viviendo en esa ciudad, o en ese país, y los conflictos que haya por alguna razón extradeportiva se van a trasladar a las canchas, como ocurrió este martes y lamentablemente ha ocurrido en la historia.