Los diferentes tipos de economía sostenible tienen sus tonalidades
La naturaleza está llena de colores y la economía sostenible también cuenta con varias tonalidades. Cada color representa un desafío distinto.
Desde gobiernos, progresistas, corporaciones responsables socialmente y la banca mundial se aboga por un futuro más sostenible.
Para lograr la preservación de la humanidad hay que replantearse las maneras de entenderse al mundo y nuestra forma de interactuar en pro de evitar más impactos negativos.
Con este propósito surgen los conceptos como la economía verde, azul, naranja o amarilla. A través de estos colores, se buscan los ámbitos a los que se debe prestar atención en cuanto a nuestros compromisos con el entorno en el que sobrevivimos.
Lea también: Premios Verdes 2022: abiertas inscripciones
Verde
El verde es el color que se asocia a la sostenibilidad en su sentido más amplio, es el término más conocido sobre todo cuando oímos hablar de productos, financiación o infraestructuras verdes.
La economía verde apuesta por un crecimiento económico que permita alcanzar el bienestar social, erradicando la pobreza y reduciendo los riesgos del cambio climático sobre el medio ambiente
Para conseguirlo es fundamental la colaboración de todos, desde los organismos supranacionales, instituciones, gobiernos hasta empresas y particulares.
Se trata de poner en marcha medidas que van desde el consumo en los hogares o en instalaciones empresariales, hasta los grandes objetivos de desarrollo sostenible planteados por las Naciones Unidas para transformar el mundo: ahorro energético y descarbonización; inclusión social y financiera; e igualdad de género y diversidad.
Azul
El economista belga Gunter Pauli popularizó la iniciativa “economía azul”, que gira en torno al desarrollo de procesos productivos que toman como modelo el funcionamiento de la naturaleza.
Esto significa aprovechar al máximo los recursos utilizados, reducir los residuos y transformar los que quedan en materias primas para crear nuevos productos.
Aquí el cambio de hábitos y el consumo responsable son esenciales.
La economía azul aboga por la conservación de mares y océanos como fuente económica así como la importancia de gestionar los recursos de una forma eficiente, restaurando los ecosistemas dañados e introduciendo tecnología e innovación que permitan un aprovechamiento sostenible en el futuro.
Naranja
También conocida como economía creativa y, según datos de la UNESCO, representa el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y emplea a más de 30 millones de personas en todo el mundo.
La economía naranja busca impulsar el progreso cultural de la sociedad a través de áreas como el conocimiento, la tradición, habilidad, imaginación o talento.
Aquí se incluyen oficios como el arte, la comunicación, la gastronomía, la programación o el emprendimiento.
La “verde” fomenta y promueve Ideas capaces de transformarse en bienes o servicios; de ahí la importancia de la tecnología para el desarrollo de alternativas sostenibles que permitan afrontar los grandes desafíos de la sociedad.
Amarilla
Consiste en innovar para mejorar los recursos y la productividad, es decir “hacer más con menos recursos”.
La ciencia y la tecnología son los grandes protagonistas; sin embargo, no se trata solo de automatizar procesos y reducir costes, sino que debe tener en cuenta el bienestar de la sociedad y aportar valor añadido para lograr un impacto directo y positivo en el entorno.
La mala economía
En contraste a estas fórmulas de economía sostenible, está la “economía negra”, cuyas consecuencias dañan fuertemente el progreso, agudizando, entre otros, la desigualdad social. Aquí se incluyen actividades ilegales como el tráfico de estupefacientes, los crímenes, el terrorismo, etc.
Un mundo mejor, sí es posible, si queremos; estamos a tiempo.
