Joaquín llegó a Nueva York con un sueño de una vida mejor, pero ya han pasado 5 años y aunque sigue soñando, la realidad lo empuja a organizar un cambio de ciudad, y como él miles de habitantes de la Gran Manzana viven lo mismo
“Nosotros nos queremos ir. Aquí la cosa está muy cara, la comida ha subido de precio. La renta es demasiado cara, los espacios son pequeños y no nos alcanza el dinero”.
Joaquín es un venezolano de 65 años que viajó de Estados Unidos para estar con sus hijos y soñando con una vida mejor. En Nueva York vive con su esposa, con quien llegó para encontrarse con sus dos hijos que fueron los primeros en migrar.
De eso han pasado ya cinco años y aunque tiene un trabajo, atención médica para sus problemas de la vista y puede pagar la renta y la comida, nada tiene que ver con el sueño americano que pensó que iba a vivir en Nueva York.
Aunque no ha sido un problema para él conseguir trabajo como obrero, por su edad tiene una jornada laboral completa en la que tiene que permanecer de pie. Además, invierte buena parte de su tiempo para trasladarse ida y vuelta la casa al trabajo. En resumen, pasa 12 horas fuera de su casa en labores para ganarse la vida.
Y como Joaquín, millones de personas se enfrentan a una ciudad en la que todo ha cambiado y en los últimos 2 años donde se ha incrementado la pobreza.
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Se incrementa la pobreza en Nueva York
Un nuevo informe de la organización sin fines de lucro, Robin Hood y el Centro sobre Pobreza y Política Social de la Universidad de Columbia, revela que más de la mitad de los residentes de la ciudad de Nueva York viven en la pobreza o tienen bajos ingresos.
El presidente de Robin Hood, Richard Buery, explica que “el fin de la pandemia, sumado a los altos costos de la vivienda, de energía, del transporte y de los alimentos, han provocado que regresemos a los niveles prepandémicos de pobreza”.
Mientras que el Informe anual Poverty Tracker indica que la cantidad de personas en los cinco condados que viven en la pobreza aumentó de 1,5 millones a 2 millones entre 2021 y 2022.
Lo que quiere decir que hubo un aumento de 500.000 personas en la tasa de pobreza en la ciudad al 23, por ciento ese año, o el doble del promedio nacional del 11,5 por ciento, según la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Pero hay más datos que revela el informe como que la mayoría de los pobres son de origen hispano. “De los neoyorquinos que viven en la pobreza, el 26 por ciento se identificó como latino, 24 como negro, 23 como asiático y 13 como blanco”, cita The Hill.
Por su parte, director del Centro sobre Pobreza y Política Social de Universidad de Columbia, Christopher Wimer señala que “en 2022 se revirtieron algunas de las reducciones de la pobreza y las dificultades que la ciudad había logrado con tanto esfuerzo en los últimos años, al mismo tiempo que la inflación y los altos alquileres afectaron las billeteras de las personas”.
Personas de más de 60 años abandonan Nueva York
Ese deseo de Joaquín de cambiar de ciudad, es el de miles de personas que viven en Nueva York, que se ha convertido en la ciudad con el mayor éxodo de personas mayores de 60 años en EE.UU.
Según un análisis de los datos del Censo, concluyó que la gran manzana registró la mayor cantidad de personas mayores de 60 años que decidió mudarse.
Nueva York se ubicó como el segundo Estado, a nivel nacional, de donde partieron más personas de la “tercera edad”, superado por California.
Según el censo en California, Nueva Jersey, Nueva York y Florida, los extranjeros representan más del 20 % de la población de cada estado.
Las estimaciones recientes se ubican en que más de 195.000 migrantes han llegado a Nueva York desde abril de 2022, de los cuales cerca de 65.000 están en refugios y los servicios para atenderlos le han costado a la ciudad cerca de 4.65 mil millones de dólares.
Nuevo horizonte: un nuevo sueño
Joaquín dice que ya no se puede vivir en Nueva York, una ciudad que ha cambiado mucho desde la primera vez que migró y donde tuvo a su primer hijo, que es ciudadano estadounidense. Joaquín se regresó a Venezuela a criar a su hijo. Mientras que este segunda migración fue impulsada porque sus dos hijos se encontraban en EE.UU.
Atrás quedó su vida de profesor, y una Caracas que extraña, pero agradeciendo que en Nueva York puede trabajar, ganar su dinero, cubrir sus gastos de salud y estar cerca de sus hijos.
El dinero no le rinde, porque entre otras cosas debe pagar los abogados de migración para tener todo en orden.
Confiesa que el panorama actual de la ciudad en nada se parece a cuando llegó, ve mucha gente en la calle, muchos migrantes y ve pocas opciones para lograr su sueño americano.
El plan familiar más cercano es mudarse de ciudad, ya que los altos montos de la renta son casi que impagables, se han tenido que mudar 3 veces en 5 años, siempre a sitios más económicos y por lo general más lejos del trabajo.
Desde que llegó le ha tocado hacer de todo un poco, trabajar en la construcción, en una estación de servicios, limpiar escuelas, trabajar cerca del aeropuerto, entre otros.
Trabaja como obrero, en su empleo lo respetan y lo aprecian por su forma de ser, cuando lo quieren agradar sus compañeros llevan comida venezolana que a todos les encanta. Sueña con ganarse la lotería para ayudar a su familia en Venezuela y montar una escuela de arte virtual para seguir compartiendo sus conocimientos.
Mientras tanto trabaja, viaja horas en el metro para llegar a su destino, tiempo que aprovecha para leer, hace lo que tiene que hacer para vivir en la Gran Manzana, la ciudad santuario que ha recibido a casi 200 mil migrantes en los últimos 2 años y que enfrenta grandes desafíos con esta nueva realidad.