Cuatro claves para prevenir y controlar la migraña, una enfermedad silenciosa y frecuente
La migraña es una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Conoce sus síntomas, diagnóstico y cuatro claves esenciales para prevenir y controlar esta enfermedad neurológica.
La migraña es una de las principales causas de discapacidad en el mundo y afecta de manera significativa la calidad de vida de millones de personas. Se trata de una enfermedad neurológica que no solo se manifiesta como un intenso dolor de cabeza, sino que también se asocia con otros síntomas que impactan la salud integral de quienes la padecen.
De acuerdo con Mariana Gaviria, neuróloga y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, la migraña incrementa el riesgo de sufrir depresión, ansiedad y otros trastornos dolorosos. “Es más frecuente en mujeres y puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque su prevalencia es mayor entre los 14 y los 40 años. En algunos casos mejora durante el embarazo”, explicó la especialista.
El dolor se produce por cambios en los vasos sanguíneos, los nervios que transmiten las señales de dolor y procesos de inflamación cerebral, sumados a factores genéticos y ambientales. Esto convierte a la migraña crónica en una enfermedad de origen multifactorial y compleja de manejar.
Síntomas y fases de la migraña
El dolor de cabeza suele presentarse en latidos y palpitaciones, empeora con el movimiento y se acompaña de sensibilidad a la luz, al ruido, náuseas y vómito. Los episodios pueden durar entre 4 y 72 horas si no se administran tratamientos adecuados.
Antes de que aparezca el dolor, algunos pacientes experimentan una fase previa caracterizada por cambios en el sueño, bostezos frecuentes, aumento del apetito y alteraciones en el estado de ánimo. Una vez finaliza el episodio, es común que se presente fatiga intensa y dificultad para concentrarse, lo que muchos describen como una especie de “resaca”.
Un tercio de los pacientes manifiestan aura migrañosa, síntomas neurológicos transitorios que incluyen visión borrosa, figuras en zigzag o sensación de adormecimiento en distintas partes del cuerpo. Este fenómeno suele anticipar el inicio del dolor, aunque en ciertos casos aparece durante la crisis.
El diagnóstico de la migraña se basa principalmente en la historia clínica y la evaluación de los síntomas. No es necesario realizar exámenes adicionales para confirmarla. El tratamiento combina estrategias farmacológicas y no farmacológicas con el objetivo de reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques.
En los últimos años, la investigación médica ha desarrollado opciones innovadoras como los anticuerpos monoclonales, capaces de bloquear las sustancias que desencadenan el dolor. Estos fármacos representan una alternativa eficaz para quienes no responden a los tratamientos convencionales.
Cuatro claves para controlar la migraña
La neuróloga Gaviria señala que el manejo de la migraña debe apoyarse en cuatro pilares fundamentales:
- Cambios en el estilo de vida. Adoptar una alimentación equilibrada, mantener una correcta higiene del sueño, hidratarse de forma constante, evitar la exposición prolongada a pantallas y realizar pausas activas en la jornada laboral.
- Identificación de desencadenantes. Reconocer qué factores provocan las crisis, como ciertos alimentos, el estrés o los cambios bruscos de temperatura, es esencial para reducir la frecuencia de los episodios.
- Tratamiento agudo. Tomar analgésicos de forma oportuna en el inicio del dolor para controlar la intensidad de la crisis.
- Prevención a largo plazo. Cuando los ataques son frecuentes o incapacitantes, se recomienda iniciar terapias preventivas bajo supervisión médica para disminuir su impacto en la vida diaria.
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