No sólo se lucha con la escasez de medicinas, las malas condiciones de los hospitales, la enfermedad en sí misma, sino también con el alto costo de un tratamiento que significa estar entre la vida y la muerte
Ser diagnosticado de cáncer en la Venezuela actual -crisis económica, política y social- es un calvario.
No sólo se lucha con una enfermedad que en la mayoría de los casos es una sentencia de muerte, sino con la escasez de medicinas, las condiciones de los hospitales y lo costoso del tratamiento de quimioterapia.
En un trabajo realizado por la Prensa de Lara, familiares y pacientes aseguran que el costo para un tratamiento de quimioterapia es de al menos 700 dólares (154 millones de bolívares).
Esta es una cifra inalcanzable para cualquier venezolano que la mayoría gana un sueldo mínimo de 2 dólares (Bs. 400 mil).
Cuesta arriba
En la Sociedad Anticancerosa, Gladys Rojas, familiar de un paciente oncológico, asegura que para ellos ha sido “muy cuesta arriba” conseguir el dinero para cumplir con los ciclos de quimioterapia.
Cada sesión de quimioterapia tiene un costo aproximado de 100 dólares y un ciclo tiene 7 sesiones mínimo.
“Antes íbamos a Colombia y nosotros mismos buscábamos las ampollas para la quimioterapia, así nos salía más económico, pero ahora la tenemos que comprar aquí y los precios varían, dependiendo del vendedor”, detalló.
Atención costosa
El costo de la ampolla y los medicamentos no es todo. A ello hay que sumarle la atención médica, pues es un tratamiento que debe ser supervisado debido a las complicaciones.
En la Sociedad Anticancerosa, esa atención oscila entre los Bs. 4 y 5 millones de bolívares, precio que varía cada 21 días.
“Cada 21 días tenemos que venir y es un precio nuevo la aplicación y la atención médica”, comentó Yelimar Montilla, quien se encontraba en la sala de espera.
Sólo el que tiene esa enfermedad sabe el viacrucis que lleva en su vida.
Es una lucha por sobrevivir a la crisis del país y a una enfermedad que te dice todos los días que la muerte está cerca.
Esa disyuntiva, provoca depresiones y en muchos casos rendirse ante la enfermedad.
