Francis, quien actualmente reside en Colombia, dejó el país para convertir el sueño de su marca personal en una realidad
Francis Martínez es una mujer soñadora. Desde muy pequeña e impulsada por su madre, la venezolana con raíces dominicanas y colombianas, tuvo claro su amor por la moda. Tenía 6 o 7 años, pero aún recuerda claramente cómo su progenitora vendía zapatos, carteras y ropa, metiéndolas –a ella y a su hermana en todo lo relacionado con la industria.
Desde que tiene uso de razón, Francis recuerda qué, cómo, cuándo y dónde funcionaba la moda. Y hoy, sabe cómo llevarlo a cabo. Paradójicamente, y justo entrando en la dicotomía personal de “qué hacer con su vida” al graduarse, su inclinación por el diseño de modas se debilitó debido a su ambición de poder crear “algo más grande” a corto plazo. Algo que pudiera abrirle la mente a una escala mucho mayor. Se decidió, entonces, por la arquitectura.
Comenzó un nuevo camino profesional. Así pues, la “arquitectura real” tomó las riendas de su vida en lo que no solo involucra la creación de casas o edificios, sino de “diseñar lo que sea”, según subraya.
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De ahí nace el primer pilar/valor de lo que sería su marca, FM. Francis mira el mundo desde el cristal del arquitectoes. Por eso, a través de su emprendimiento de calzados y carteras hechas 100% de cuero, trata de ir creando espacios/cosas, que la gente lleve consigo.
Emprendiendo con FM
Tiene 31 años. Nació en Caracas, de papá colombiano y mamá dominicana enamorados de Venezuela. Vivió toda su infancia en la capital y salió del país cuando se fue a estudiar a Los Ángeles durante su carrera universitaria. Estudió sus pasantías en California. También, tuvo la oportunidad de hacer cursos en Barcelona para irse perfeccionando en su carrera de arquitecto. Sin embargo, en el ínterin y como alternativa, nació su emprendimiento, FM.
“Mi mamá siempre me ha dicho que haga las cosas para mí para no depender de nadie; ganar dinero con algo que me apasione y que nadie me pudiese quitar”. Bajo esa filosofía, comenzó su marca desde un enfoque hecho a mano y de manera muy artesanal.
Comenzó vendiendo, hace 6 años, pulseras tejidas a mano por ella misma en bazares. Sin embargo, rápidamente se dio cuenta de que podría incursionar en algo más. Su mamá la animó a bordar, coser y llenar de color algunas carteras hechas en tela. Y así lo hizo, sin más.
Recuerda con emoción cuando le sangraban los dedos de bordar tanto. Era su trabajo hacerlo con canutillos y lentejuelas. Todo 100% handmade. “Tenía que ponerme teipes para no manchar las telas con la sangre porque las agujas me perforaban los dedos. Pasaba horas y horas cosiendo. Pero era un tema que, más allá del dinero o del negocio, lo veía como algo tan bonito; con mucho valor”, ataja.
Francis abrió recientemente su tienda en Galerías Los Naranjos, en Caracas.