El sector educativo venezolano atraviesa situaciones tan graves como la de los salarios que son los más bajos del continente y trabajo sin un verdadero apoyo del Estado, lo que trae como consecuencia la baja calidad de la enseñanza
La maestra Mireya Montes (nombre ficticio) comenzó a estudiar pedagogía a los 18 años, por allá por los años 90, por verdadera vocación y también por una tradición de familia.
Hija y nieta de educadores, para ella era natural enseñar y siempre quiso hacerlo. Más, cuando desde jovencita, en las calles de su Guatire natal, sus amiguitos la buscaban para que les explicara las lecciones, o las maestras la dejaban a cargo del salón, porque se dieron cuenta que los alumnos aprendían con ella.
Pero, se convenció de que dedicarse a la educación era su vida, cuando haciendo sus prácticas, recién graduada en el Pedagógico de Caracas, pudo ver la luz en las caritas de sus estudiantes al darse cuenta de que habían logrado unir sílabas para leer “Ma- má y pa-pá”.
Hoy, 30 años después, con postgrados, especializaciones y diplomados y como directora de un colegio, marcha en las calles de Guatire, porque gana 14 dólares mensuales, no tiene seguro ni HCM y menos puede vislumbrar una vejez digna.
“Mi hija mayor emigró a Chile, cuido a mis dos nietos. Hago tortas y ponquecitos para vender y redondearme. Mis otros dos hijos también quieren irse del país, solo esperan a que su hermana les pueda mandar para los pasajes. Mientras me ayudan en lo que pueden. El segundo dejó de estudiar para ponerse a trabajar y eso me parte el alma, porque es un muchacho inteligente. El menor está en cuarto año y quiere ser ingeniero”, relata para Impacto Venezuela.
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Drama de miles
La historia de la maestra Mireya, quien no dio su nombre real para que no haya retaliaciones en su contra, es solo una de las miles que se repiten en todo el país numerosos docentes y no solo de educación básica o media, sino también universitaria.
Crisis, es una palabra que queda pequeña para describir lo que ocurre en el sector, donde “hay maestros que han muerto enfermos y hasta de hambre, porque recibir 5 dólares mensuales no es de Dios. Hay maestros que se metieron a buhoneros y otros simplemente se fueron del país a limpiar baños, a mucha honra, pero que han dejado años de preparación, para hacer oficios que en su vida imaginaron, pero que, por lo menos les reportan ingresos que les permiten comer decente y vivir un poco mejor”, relata la profesional.
No en vano, desde el año pasado se han encendido las alarmas en instituciones como la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés bello (UCAB), donde varios expertos han comenzado a plantear soluciones.
“Con 25% de deserción docente y la pérdida de 1.2 millones de alumnos, nada más en los niveles de primaria y secundaria, el sistema educativo nacional vive una enorme crisis”, señalaron tres expertos consultados por la escuela y cuya opinión se volcó en un infoeme de la instancia formadora de educadores.
Aunque el estudio fue presentado el año pasado, sigue teniendo vigencia y más ahora, cuando las luchas y protestas de los docentes se recrudecen precisamente, porque la situación del gremio ha empeorado.
“El abandono de las aulas, por parte de maestros y profesores, es un fenómeno que debe ser atendido más allá del salario y supone acciones de emergencia que permitan atajar la crisis a corto plazo, además de un acuerdo nacional que incluya reformas institucionales y de funcionamiento”.
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Prepandemia
En el documento, los expertos, entre ellos Luisa Pernalete, representante de Fe y Alegría, señalan que la crisis actual del sector no se debe al confinamiento por la pandemia de COVID-19, sino que es anterior.
“El trabajo en educación básica y la educación venezolana está en emergencia desde antes de marzo de 2020. Ya tenemos 4 o 5 años con la rutina escolar alterada, sin clases diarias, sin presencia todo el día del maestro, sin asistencia regular de los muchachos y sin suficientes maestros, en primer lugar, por los bajos salarios”, comentó.
Nada más en Fe y Alegría, constituida por 177 colegios y liceos en todo el país, la deserción docente ronda 40%.
“Entre 40% y 50% de los docentes han dejado las aulas. Por ofrecer algunos datos parciales, en Fe y Alegría perdimos 35% de nuestro personal, la mayoría de las escuelas que tienen bachillerato. Esto debido a que un docente de especialidades técnicas, como refrigeración o electricidad, gana más ofreciendo sus servicios en un día que en un mes de trabajo en las escuelas. Hay más de 2.000 cargos vacantes en las escuelas de Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC). No quiero ni pensar la cantidad de horas disponibles ni cargos vacantes en la educación pública”, opinó.
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Cuestión de vocación
“Los (maestros) que quedan, los que resisten, son maestros con gran vocación. Algunos que subsidian sus trabajos dando clases dirigidas en otros turnos, creando emprendimientos en sus casas y algunos del estado Bolívar recurren al trabajo de minería para poder redondear sus ingresos. También hay una falta de generaciones de relevo. Eso nos tiene muy preocupados por cómo estamos sustituyendo a los profesores que están faltando o cuántos salones han cerrado porque no hay quien atienda a los muchachos”, sostuvo.
En el escrito igualmente se destaca que los salarios de los docentes son los más bajos del continente.
“Los sueldos de los maestros oscilan entre $8 y $13. En un país como Haití, los sueldos de maestros giran entre $273 y $400″.
Emergencia humanitaria
Entre tanto, a través de la ONG Fundaredes y su Observatorio de Educación, se conoció de un alerta nacional sobre el sector que está afectado por una “profunda emergencia humanitaria compleja”, además de la “crisis política y social aunado a la falta de políticas públicas por parte del Estado junto al evidente deterioro de las instituciones educativas, los salarios paupérrimos, las renuncias masivas y deserción escolar”.
El estudio se centró en los estados fronterizos, azotados, de paso, por la violencia desplegada por grupos irregulares.
De las más de 400 encuestas realizadas por la ONG, se determinó que 92% de los docentes tiene estudios universitarios y 47% posee estudios de posgrado.
Pero, contrario a ello, el profesor que más gana, percibe 700 bolívares mensuales que al cambio actual no supera los 30 dólares, cuando el costo de la cesta alimentaria llega a casi 500.
La encuesta también demostró que gran parte de los educadores realiza actividades fuera de su ámbito profesional, sobre todo relacionadas con la economía informal.
Se estima que para 62% de los docentes, estos ingresos adicionales representan hasta 50% del total de sus ingresos.
Para 30% de los docentes, estos ingresos le representan entre 50% a 80% de sus ingresos totales y a 8% estos ingresos le representan más del 81% de sus ingresos.
Y cuando la Onapre comenzó a aplicar su tabla de remuneraciones, la situación empeoró y así lo demostró el sondeo.
“La remuneración económica percibida por la aplicación del instructivo de la ONAPRE para casi la totalidad de los docentes (94,5%) es insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
Para 3 de cada 4 docentes con este ingreso solo logran satisfacer menos del 20% de sus necesidades”, destaca.
Sin apoyo
El abandono al sistema educativo por parte de las autoridades del Estado venezolano quedó demostrado con la encuesta.
“La gran mayoría de los docentes (77,9%) manifestó que los estudiantes no recibieron ningún tipo de insumo por parte del gobierno durante el periodo escolar 2021-2022”, resalta.
“Los docentes también han sido objeto de abandono por parte de las autoridades gubernamentales; casi la totalidad de los docentes (97%) no recibió ningún tipo de dotación durante este periodo”, agrega.
Causa y efecto
La situación descrita origina otra crisis y es la calidad de la educación. Por ello, la encuesta concluye:
“El 46% de los docentes manifestó haber ejecutado la mitad o menos de sus objetivos planificados durante el año escolar”.
“Escasamente, 11,6% manifestó haber logrado más de 75% de sus objetivos”.
“Teniendo en consideración las condiciones deficitarias de las anteriores variables (graves problemas económicos de los docentes, deterioro de las instituciones educativas, falta de insumos y situaciones de inseguridad) es muy difícil concebir una alta calidad académica de parte del sistema educativo”, afirma el informe que acompaña la encuesta.