Le llaman fatiga pandémica y se debe al confinamiento, el exceso de información y la exposición a noticias de la pandemia. ¡Tiene solución!
La prolongación de la pandemia por COVID-19 ha incrementado la incertidumbre y el desaliento de quienes se preguntan ¿hasta cuándo estaremos encerrados?
Hemos llegado a tal punto que ahora las rutinas son agobiantes y hasta se extraña la ropa o los zapatos que se usaban antes para salir de la casa.
Y esto forma parte de algo mayor: el estrés por el encierro que genera a su vez tensión física, afectaciones emocionales, o lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denominado fatiga pandémica.
Una fatiga propia de la pandemia causada por el nuevo coronavirus y que, incluso, puede volverte más susceptible a la enfermedad y la gravedad con la que se puede padecer la infección.
¿Qué es la fatiga pandémica?
Se define como un cansancio crónico que despiertan las reiteradas emociones promovidas por información excesiva, alertas permanentes, miedo, recomendaciones sobre el cuidado y la prevención.
Así como las noticias permanentes sobre el nuevo coronavirus, que en conjunto terminan bloqueando las acciones e inconscientemente favorecer la negación y hasta el desinterés frente a la pandemia.
“Esto es demasiado grave porque es una especie de reacción contraria a lo que se persigue y se busca desde diferentes ámbitos, con consecuencias negativas que pueden afectar no solo al individuo, sino a la comunidad en general”, dice Luz Marina Cano, médica paliativista y doctorada en pensamiento complejo.
Además, estas situaciones y reacciones pueden incrementarse cuando los entes gubernamentales flexibilizan las restricciones y eliminan los confinamientos porque la gente puede interpretar eso como la desaparición del riesgo y la propia desaparición del virus, indica la psicóloga Sandra Herrera.
Esto también puede generar irritabilidad y respuestas de agresividad frente a las recomendaciones de cuidado y prevención y, puede acelerarse en personas que antes de la pandemia ya tenían trastornos de tipo emocional, como ansiedad o depresión.
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La solución
La doctora Cano insiste en que no se puede bajar la guardia frente a la pandemia, pero se requieren estrategias de comunicación y de ilustración más empáticas, de tal forma que eliminen el miedo por la racionalidad y la autogestión compasiva.
“Y eso empieza por las autoridades, los medios de comunicación y termina con las comunidades y los entornos familiares”, asegura.
En ese sentido, señala que la necesidad del uso del tapabocas, el distanciamiento físico y el lavado de manos debe documentarse sobre evidencia clara, que debe ser transmitida en términos sencillos y sin recargar a la gente de culpas.
Para atenuar la llamada fatiga pandémica, los expertos recomiendan tener en cuenta los siguientes puntos:
- Reconoce tus sentimientos. Aunque parezca que las cosas nunca van a mejorar, no te desprendas de lo que sientes.
- Replantea tus pensamientos. Por aburrido que estés de las normas, no las evites ni pienses que con eso vas a estar mejor.
- Ten sentido del humor. No te olvides de la risa ni de buscarle el lado grato a sus situaciones diarias.
- Conéctate. No poder estar físicamente no significa que tengas que aislarte socialmente.
- Aprovecha y, si puedes, reúnate al aire libre, manteniendo las medidas de bioseguridad, con tus familiares, amigos o seres queridos.
- Escribe. Plasme sus pensamientos, mande mensajes a las personas cercanas con su puño y letra o escriba sus pensamientos, eso puede resultar interesante.
- Camina. El aire libre siempre será una buena idea para desconectarse y aclarar tus pensamientos. Procura hacerlo tanto como puedas.
- Cuídate. No caigas en el error de olvidar comer bien, hacer ejercicio y pausas activas por estar con su atención en otras labores del hogar y sumergido en el trabajo.
- Agradece. Puede ayudarte a recordar cuán especial, valioso y afortunado eres. Escribe tres eventos que sucedieron durante el día y que fueron positivos, te hicieron sentir bien o te provocaron una sensación de logro. Te dará cuenta de que los motivos para estar agradecido son cada vez más claros.
Con información de El Tiempo