Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, ante un panorama desolador en su quinto mandato presidencial, decidió traicionar y por fin darle la estocada al Gobierno de Taiwán llamándole “provincia” y rompiendo sus relaciones diplomáticas con Taipéi que por años fue su principal sostén, para consolidar y jurarle lealtad a la República Popular de China, siguiendo los pasos de sus homólogos Nicolás Maduro y Miguel Díaz- Canel, de Venezuela y Cuba respectivamente.
La decisión de Ortega deja al descubierto que el gigante asiático que mantiene relaciones conflictivas con EE.UU., se está instalando en los países de América Central. Ahora está por ver si Ortega logrará su cometido con Pekín, y la influencia y expansión de China en uno de los países más pobres de América.